Rodrigo Granda siempre fue conocido como el canciller de las FARC en la época en que miembros de ese grupo guerrillero se movían por distintos países, especialmente en América Latina, y eran recibidos por algunas autoridades u organizaciones europeas como parte de su proselitismo guerrillero en el exterior. Entonces, la guerra entre el Estado colombiano y la hoy extinta guerrilla de las FARC-EP se libraba también con titulares desde Caracas, Tlaxcala, se paseaba por algunos salones diplomáticos o en eventos internacionales en Costa Rica o Suiza, similares al que Granda asistiría a partir de este jueves, en Ciudad de México. Se trata del XXV Seminario Internacional 'Los Partidos y la Nueva Sociedad', pero en el cual no podrá estar presente pues una circular roja de la Interpol, emitida por el Gobierno de Paraguay, se le atravesó en su destino.
Esta vez, a cambio de una salida clandestina o en medio de una negociación y permiso restringido, el hoy senador Granda, curul que ocupa por cuenta del Acuerdo de paz firmado en 2016 entre esa guerrilla y el Gobierno de Juan Manuel Santos, contó con todas las de la ley y el permiso de la Justicia Especial para la Paz, entre otras notificaciones, incluido itinerario de vuelos, lugares de estancia y demás detalles requeridos por la justicia colombiana para que pudiera salir del país.
Por eso su detención causó tanto revuelo mediático, especialmente por las denuncias de sus copartidarios, que rápidamente alegaron a través de las redes sociales que la deportación desde México, en la noche del pasado martes, desconocía el Acuerdo de Paz y obedecía a maniobras del Gobierno de Iván Duque para activar la circular roja de la Interpol emitida en febrero de este año por Paraguay, que acusa a Granda de ser parte del entramado del grupo guerrillero paraguayo que secuestró y asesinó, en 2005, de Cecilia Cubas Gusinky, entonces de 31 años e hija del expresidente Raúl Cubas Grau. El exguerrillero colombiano alega que esas acusaciones son un montaje.
Salida en falso
Al parecer, en estos dos días de aeropuertos y recriminaciones más que persecución política de las autoridades colombianas, lo que ha habido es equívocos o desinformación. El también senador Carlos Antonio Lozada se encargó de denunciar la supuesta detención de Granda –él mismo aclaró que no fue detenido sino deportado-, y argumentó en redes que «a pesar de que salió del país con autorización de la JEP, nos informan que el gobierno de @IvanDuque pidió a Interpol activar circular roja mientras iba volando hacia México, en clara violación del Acuerdo de Paz».
Por el contrario, en un tono más pausado, su acompañante de viaje y líder del partido Comunes, Rodrigo Londoño, más conocido como Timochenko, dijo en un vídeo: «Conformamos una delegación, en la que estoy yo y Rodrigo Granda, hicimos los trámites ante la JEP como comparecientes, se nos dieron los permisos y el día de hoy arribamos a Ciudad de México a las 12 del día. Esta es la hora, 8.15 de la noche en que Rodrigo Granda no ha podido ingresar a Ciudad de México. Realmente no sé qué pasó. No quiero presumir cosas, no quiero especular. Llamo a la comunidad internacional a que por favor estén pendientes de la seguridad y el estado de Rodrigo Granda».
La respuesta llegó rápidamente por parte de delgados del gobierno colombiano y de las autoridades encargadas, negando cualquier injerencia en la activación de la circular roja o violación del Acuerdo. La Dirección de Investigación Criminal e Interpol, del Ministerio de Defensa y a la cual el propio Granda solicitó verificar si pesaba sobre él algún requerimiento internacional, señaló que Granda había sido informado con anterioridad sobre la orden de la Interpol, notificación enviada el pasado 28 de septiembre en respuesta a su derecho de petición.
«Se ha venido diciendo que yo fui detenido por las autoridades en México. Eso es falso de toda falsedad, simplemente alguna gente muy influyente del Gobierno activó una orden dormida de Interpol», ha afirmado Granda
Sin embargo, ya en Colombia, Granda insiste en que toda esta situación más que por la circular roja de Interpol obedece a intereses políticos de alto nivel que la sacaron de la gaveta para seguir minando el Acuerdo de Paz. «No ha pasado nada del otro mundo, simplemente siguen las provocaciones al proceso de paz. Se ha venido diciendo que yo fui detenido por las autoridades en México. Eso es falso de toda falsedad, simplemente alguna gente muy influyente del Gobierno activó una orden dormida de Interpol», afirmó.
El retorno de Granda a Colombia, como lo fue su salida, también corrió por las vías legales, ya no como en 2004, cuando fue sacado de Venezuela en la cajuela de un carro, en una cuestionada acción del Gobierno colombiano que significó el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela, país en el que se refugiaba. De allí el canciller llegó a la cárcel y solo saldría como parte de un intercambio humanitario liderado por la comunidad internacional para lograr la liberación de secuestrados, entre ellos Íngrid Betancourt, aunque ella terminó siendo rescatada. Luego, abierto el proceso de paz, Granda apareció de nuevo como parte del equipo negociador de las Farc, en La Habana.
