Educación
Actualmente, El Salvador es un país que vive una suerte de segundo florecimiento en varios sentidos
Según datos publicados en 2022, las personas de El Salvador estudian como promedio alrededor de 7.1 grados de escolaridad. Este número, si lo comparamos con el 4.3 que fue registrado en 1995, es bastante notable, aunque de acuerdo con el 11 que esperaban haber alcanzado a estas alturas, aún se queda por debajo. Estos promedios son peores en las zonas rurales, en donde las personas apenas superan el 5to. grado de escolaridad, a diferencia del 8.1 que se reporta en las ciudades.
Pese a no haber alcanzado los estándares que deberían y de tener un analfabetismo que oscila en el 11 por ciento, según refieren diferentes fuentes, el sistema educativo de este país se incluye entre los diez mejores de Latinoamérica.
Aunque hay que decir que los salvadoreños sí son gente extremadamente educada. Dará igual si usted va a una tienda de ropa exclusiva o a uno de los mercados más humildes de la capital; siempre encontrará gente que no solo da los buenos días, las gracias y le deseará una jornada favorable, sino que además resulta muy conversadora y respetuosa de las opiniones diferentes.
La amabilidad de los cucscatlecos bien podría ser declarada patrimonio nacional.
Si hubiera que elegir a los campeones del buen trato, sin dudas esos serían los voluntarios de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Este grupo de jóvenes elegidos por el comité organizador de la justa multideportiva se encuentra en cada instalación orientando, ayudando, facilitando y, sobre todo, sonriendo. Ni siquiera aquellos que están en puestos de mayor importancia, como los que se encargan de controlar quién entra a cada zona de las instalaciones, pierden jamás la compostura y el buen humor.
Curiosamente, no es inusual que en ciertas ocasiones los voluntarios se vean superados por la tarea. A veces puede pasar que desconozcan la respuesta a una pregunta realizada por periodistas o atletas, o que sencillamente se vean agobiados por la escala de una responsabilidad que demanda un esfuerzo mental y físico bastante alto. Pero ellos nunca pierden la compostura. Ante los obstáculos aparentemente insalvables, no sienten vergüenza en declarar su ignorancia y buscar ayuda de inmediato para solucionar el entuerto que sea.
Actualmente, El Salvador es un país que vive una suerte de segundo florecimiento en varios sentidos. Puede ser que en unos años tenga muchos universitarios y gente calificada. O puede ser que no. En cualquier caso, si hay algo que al parecer no cambiará es la amabilidad con que viven estas personas.