Alcaraz evita un desgaste excesivo para llegar a octavos del Masters 1.000 de Cincinnati
Alcaraz está en octavos de final del Masters 1.000 de Cincinnati después de deshacerse sin más desgaste del debido de Hamad Medjedovic. Fue un doble 6-4 en una hora y 36 minutos en un partido en el que las condiciones climáticas plantearon tantas dificultades como el tenis del serbio. El murciano se medirá en octavos con Luca Nardi al que derrotó en el principio de la temporada en Doha. El italiano aprovechó el abandono de Mensik, uno más en un torneo que se disputa en unas condiciones muy severas para los jugadores.
Era la primera hora de la tarde en el estado de Ohio y Alcaraz estaba tumbado en la zona de calentamiento mirando relajadamente su teléfono. Opelka y Comesaña se fueron hasta los tres sets, pero el partido entre el argentino y el estadounidense se prolongó en exceso por motivos más allá de los tenísticos. Comesaña sufrió un golpe de calor y cerca del desenlace cayó un tormentón en Cincinnati. Así que Carlitos se encontró con que la tercera ronda ante Medjedovic empezó pasadas las 15:00 -hora local- con 32 grados y una humedad superior al 50 por ciento. Habían pasado un par de juegos y Alcaraz ya estaba con la camiseta empapada. Y enfrente, un rival que tenía ganas de pelea.
El serbio, entrenado por Jorge Aguirre en Málaga, es un jugador de la quinta de Alcaraz y que está en pleno crecimiento. Número 72 del mundo, este curso ha sido finalista en Marsella y en su hoja de servicios hay victorias ante Rune, Khachanov, Medvedev o Tsitsipas. Su velocidad de bola es elevada y su saque, peligroso. Con ese cóctel complicó la vida a Carlitos, pero también dejó pistas de sus debilidades. Si Alcaraz le movía dejaba de estar cómodo y cuando más se endureciera el partido peor para el balcánico. En el séptimo juego se tambaleó. Alcaraz se armó de paciencia y después de trece minutos aprovechó la cuarta bola de ruptura. En cuanto tembló con el servicio, con una doble falta, sufrió un break. Suficiente para llevarse el primer parcial.
Las durísimas condiciones para jugar se reflejaron en uno de los parones del juego. Medjedovic se colocó una de las toallas heladas habituales alrededor del cuello y añadió una bolsa de hielo en la cabeza. Se miró en las pantallas del estadio y no pudo evitar una sonrisa. Su "look" era cuando menos peculiar. Alcaraz logró evadirse de las condiciones climáticas en la medida de lo posible. El paso al frente en el segundo set llegó antes. En el quinto juego y con un par de oportunidades de break fue suficiente. Escapó del enredo en que se metió en los dos siguientes juegos para citarse sin un desgaste excesivo con el italiano Nardi.