Este jueves se cumple una semana desde que Renfe dejase de prestar el servicio de alta velocidad entre Madrid y Galicia , ante la peligrosidad de los incendios próximos a las vías, especialmente en los tramos que transcurren por la provincia de Orense. Es la primera vez, desde que existe alta velocidad, que una de estas conexiones permanece suprimida tantos días y, sin embargo, la llegada de los primeros convoyes de pasajeros este jueves se vive con total normalidad en la estación intermodal de Santiago de Compostela. Tanto es así, que para no romper con la tradición, llegan con retraso. Los viajeros consultados por ABC señalan que no han tenido que cambiar sus billetes. Llegan con normalidad, hasta quedaban plazas libres en los vagones, pues aquellos que han estado hasta doce días sin poder trasladarse entre Madrid y Galicia ya buscaron sus propias alternativas hace días, a pesar de que Renfe optó por dejar de fletar autobuses alegando que las carreteras eran peligrosas. Mientras Óscar Puente justificaba desde su cuenta de X que no había «tantos buses listos para ser contratados ni tenemos capacidad», o que «no se trata de suplir un tren o cuatro trenes con autobuses», la gente se organizaba ante la ausencia de los políticos. Cómo aquellos vecinos que aguantaron solos durante días plantando cara a los incendios para que no calcinasen sus hogares, los viajeros comenzaron a apuntarse en listas para contratar por su cuenta autobuses que les llevasen a su destino, o bien coches compartidos. Ya fuese por llegar a tiempo a su puesto de trabajo o por la incapacidad de asumir el coste de alargar durante días su estancia fuera de casa, poco a poco consiguieron llegar a sus destinos. En el caso de Irene Fernández, la posibilidad de pasar unos días más en Madrid, en casa de unos amigos, antes de desplazarse a Galicia le permitió reorganizar su travesía. Tenía previsto regresar el pasado jueves 14 de agosto en tren, pero el único tren que salió aquella mañana tuvo que detenerse ante la evolución de los incendios. « No me mandaban ningún correo , lo estaba mirando y seguían sin decir nada», comenta. No fue hasta que se descargó X que pudo comprobar como una de las cuentas de incidencias de Renfe advertía de que toda la circulación permanecería suprimida durante todo el día. Todos los buses y posibilidades de viajar compartiendo coche estaban completas ante el aumento de la demanda, lo que también se tradujo en un importante aumento del coste de los billetes de avión ante la falta de alternativas. Cuatro días después, mientras Irene actualizaba la página de Alsa encontró plaza en uno de los autobuses destino Galicia. Pero, a pesar de que parecía que lo peor ya había pasado, el viaje resultó en una travesía cuanto menos «dramática» . La joven relata como apenas dos horas después de partir de Madrid, el cielo comenzó a teñirse de amarillo. Cuanto más se acercaban al noroeste, más empezaba a notarse el humo, dejando las ventanas sin apenas visibilidad. La carretera entre Monforte y Lugo se encontraba afectada, por lo que el autobús tuvo que transcurrir por las accidentadas carreteras de Valdeorras. Con el fuego «a un metro y medio», el humo que impedía ver y los barrancos próximos a la carretera, la escena tornó en inquietud y miedo. « Dentro hacía mucho calor y olía a humo que tiraba para atrás. Y pensaba, madre mía esto es apocalíptico», afirma Irene. Pese a todo, tanto ella como el resto de compañeros de viaje consiguió llegar a salvo a Galicia, donde cinco incendios permanecen activos en la provincia de Orense.
