Feijóo ha pactado con los barones no lanzar expectativas electorales excesivas en 2026
- Rebajar expectativas ante la mayoría absoluta
- Lecturas enfrentadas
- Castilla y León y el peso del voto rural
- Andalucía y el diagnóstico sobre Vox
Rebajar expectativas ante la mayoría absoluta
“Sacar mayoría absoluta en la España actual es muy difícil”. Es la frase que muchos dirigentes populares repiten ahora. Las mismas palabras que Alberto Núñez Feijóo empleó pocos días antes de los comicios extremeños para rebajar las expectativas. Pero ya era tarde. Ahora los dirigentes autonómicos del partido ponen sus barbas a remojar y ha acordado un perfil menos eufórico con la dirección nacional para que las campañas no siembren un objetivo que ya dan por imposible: torcer el pulso a Vox.
Después de semanas hablando de mayorías absolutas y apuntando, al menos, a los 31 escaños como objetivo, María Guardiola se quedó en 29 diputados, solo uno más que en 2023 —a cuatro de la mayoría absoluta— y obtuvo 11.000 votos menos. Una alegría contenida con distintas caras.
En Extremadura, la más amarga, quedaron lejos de la intención con la que convocaron elecciones; mientras en Génova se limitaron a una lectura nacional más que beneficiosa para Feijóo: el derrumbe del Partido Socialista de Miguel Ángel Gallardo marca el inicio del fin del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Lecturas enfrentadas
Estas divergencias entre las lecturas que hacen en Madrid y en Mérida también se tradujeron a la campaña. El equipo de Guardiola se quiso marcar un perfil bajo, casi ausente, mientras desde Madrid se apuntaba a una mayoría absoluta que no estaba ni mucho menos amarrada, pero que desgastaría más al PSOE porque convencería al votante de centro de apostar por el PP para apuntalar esa mayoría y alejar una coalición con Vox.
El objetivo autonómico no se ha cumplido del todo, pero sí el nacional. Los socialistas obtuvieron el peor resultado de su historia en la región, y perdieron diez escaños. Fue el único partido que bajó. Vox ganó seis, Unidas por Extremadura se hizo con tres más y los populares sumaron uno. Unas cifras que han espantado a los dirigentes autonómicos del PP, que también acudirán a las urnas en 2026, especialmente en Aragón.
En Castilla y León y Andalucía es el calendario electoral el que obliga a convocar comicios de manera automática, pero Jorge Azcón siguió la estrategia de Guardiola. Una hoja de ruta impulsada tácitamente por Génova, que pretende llenar 2026 de batacazos socialistas en las urnas para provocar un adelanto de las generales o hundir el ánimo de la izquierda camino al 2027.
La síntesis es clara, y dura: “Si María Guardiola hubiese conocido de antemano estos resultados, no habría convocado”, admiten fuentes populares. Azcón ya no puede dar marcha atrás, pero tratará de aprender de los errores de campaña de Guardiola para no repetirlos. Sin embargo, sí tienen una cosa clara en su equipo: no quieren que la euforia que trata de instalar Madrid recale en Aragón y multiplique las expectativas.
Castilla y León y el peso del voto rural
Consideran que el resultado en Extremadura fue bueno, pero la noche se convirtió en agridulce por haber esperado la mayoría absoluta. Lo mismo sucede en Castilla y León, donde Vox está incluso más fuerte por un voto rural que lleva en volandas al partido de Santiago Abascal.
Andalucía y el diagnóstico sobre Vox
En Andalucía admiten que será otro cantar. El poderío de Juanma Moreno sigue muy fuerte pese a la crisis de los cribados y la corrupción en la diputación de Almería, aunque el presidente autonómico quiso anticiparte este lunes: “Vox solo empezará cuando entre en los gobiernos y empiece a desgastarse y a demostrar que sus políticas no son viables en muchas ocasiones y Sánchez sea presidente. Mientras tanto, la tendencia al crecimiento va a ser generalizada”.