Los libros de la semana: de las mujeres de Ramiro Pinilla al amor minimalista de Banana Yoshimoto
'La Malacarne', Beatrice Salvioni (9/10)
El estigma que dejan la rebeldía y la libertad en las mujeres
Por Diego Gándara
Los lectores y las lectoras que hayan leído «La malnacida» se encontrarán ahora, en «La malacarne», con aquellas dos protagonistas de la novela anterior de la escritora italiana Beatrice Salvini (Monza, 1995), en una suerte de continuidad y que las sitúa en Monza, en abril de 1940, en un momento en el que Francesca, que lleva tiempo, casi cuatro años ya, sin tener noticias de su amiga Magdalena, que está encerrada en un manicomio, convertida ya en una mujer adulta, debe soportar un estigma: el de ser llamada la «malacarne» por la familia y por la sociedad en la que vive, que no acepta su rebeldía y su libertad y su vida con un hombre como Noè Tresoldi.
Todo cambia sin embargo un día, cuando Maddalena regresa al pueblo ya convertida, ella también, en una mujer adulta, una mujer valiente, dispuesta a enfrentarse al destino. Y el destino, implacable, aparece, porque poco tiempo después Italia entra en la guerra y entonces la vida de ambas amigas las lleva a tomar decisiones que, no obstante, no comparten.
Una gran historia
La novela, bien narrada y bien construida, lleva al lector por paisajes de aquella Italia en pleno auge del fascismo a través de los ojos de dos mujeres tan rebeldes como unidas aunque el acontecimiento de la guerra las lleve, quizás, a separarse. La relación entre ellas, en ese sentido, es el eje de la novela: un vínculo fuerte, emocional, en el que ambas encuentran un refugio mientras se precipita la guerra. La autora, en todo caso, sabe manejar los tiempos del relato, pero, sobre todo, consigue enlazar con rigor y mucha sensibilidad, la «gran Historia» con las pequeñas historias. Así, la dictadura de Mussolini, la inminente guerra y el posterior camino hacia la liberación no son un mero decorado, sino una fuerza que da forma a los personajes.
- Lo mejor: La manera en la que la autora combina los hechos históricos con los actos personales, con la vida de los personajes.
- Lo peor: La novela parece asentarse más en la remarcación de la idea de masculinidad, de feminidad, que en la trama misma.
'Primer amor', Banana Yoshimoto (8/10)
El primer amor, la herida que no cicatriza el paso del tiempo
Por Ángeles López
Yoshimoto viste su prosa para el libro al que aspira, no para los que ya ha escrito. En esta ocasión despliega una de las expresiones más depuradas e incisivas de su poética narrativa. Se trata de un texto breve, donde cada gesto parece sostenerse en un delicado equilibrio entre la añoranza y la aceptación. La novelista no escribe para expresar el amor, sino para merodearlo. La obra aborda el descubrimiento amoroso como una experiencia fundacional que transfigura la percepción del mundo. El primer amor aparece aquí como un punto de inflexión: el instante en que la conciencia se abre a la pérdida, al paso del tiempo y a la imposibilidad de aprehender lo vivido. Fiel al universo yoshimotiano observa su propia memoria con una serenidad quirúrgica, pero humana, como si el dolor solo pudiera ser comprendido a través de la distancia.
Fragilidad
Uno de los rasgos que más pueden celebrarse de estas páginas es su economía expresiva. La prosa prescinde de todo cairel superfluo y descansa en la fuerza de lo no dicho. Los silencios, los espacios en blanco y las escenas cotidianas adquieren un valor simbólico que remite a una tradición literaria donde la emoción insinúa más de lo que se expone. Esta contención es, sin duda, una forma de elegancia narrativa: una escritura que rehúye el dramatismo para alcanzar una verdad más profunda. De igual modo, Primer amor dialoga con una sensibilidad contemporánea marcada por la fragilidad de los vínculos y la introspección urbanita. La soledad no se presenta como tragedia, sino como un estado desde el cual es posible edificar una relación más honrada con el recuerdo y con uno mismo. En ese sentido, el libro funciona como una meditación sobre la memoria afectiva y la madurez emocional, escorando la nostalgia complaciente.
- Lo mejor: Prosa mínima y emotiva que convierte la memoria amorosa en una experiencia universal y silenciosa.
- Lo peor: Su brevedad y contención pueden resultar insuficientes para lectores que buscan mayor desarrollo narrativo.
'Las damiselas y el escritor', María Bengoa (9/10)
Ramiro Pinilla, un escritor a la luz de las mujeres de su alrededor
Por Jesús Ferrer
En una entrevista se le preguntó a Fernando Fernán Gómez si creía en la amistad entre un hombre y una mujer, a lo que respondió que se podía dar ese tipo de relación... ahora bien, en su caso de ninguna manera, dando a entender que él no podría mantener una simple amistad, sin pasar a más, con una mujer. Se contrapone a esta ocurrente respuesta el nuevo libro de María Bengoa (Bilbao, 1959), «Las damiselas y el escritor». Quien fuera la pareja del novelista Ramiro Pinilla (1923-2014) ficciona, con realidad biográfica, las relaciones que este sostuvo con diversas amigas. En esta figuración narrativa la viuda del escritor encarga a un periodista que indague en las vidas de las «damiselas» que le acompañaron en una emotiva amistad que incluía la admiración intelectual, el trato seductor, la confianza fraterna, el reverente respeto, la dependencia emocional, y el fervoroso cariño. Algunas «estaban escribiendo una novela o querían publicar un libro de poesía», mientras otras «venían cargadas de problemas: un padre gravemente enfermo y desquiciado, un novio escurridizo, un embarazo que necesitaban interrumpir...».
Diarios inconexos
Con estoicos celos retrospectivos y un curioso afán indagador esa viuda, trasunto de la autora, conforma el recuerdo del ser amado en una original rememoración de las mujeres de su pasado: «Este libro habla de mí, exorciza fantasmas de mi propia vida y expurga diarios inconexos. Pasé de no querer superar el dolor por la muerte del escritor a recrearme en la tristeza y, finalmente, (...) a escribir e imaginar
sus relaciones con otras mujeres antes de conocernos». Sus diarios completan de modo caleidoscópico la compleja personalidad del narrador biografiado, enérgico y sensible a la vez, contradictoriamente simpático y adusto, misántropo y solidario, sencillo y genial.
- Lo mejor: La originalidad de un relato biográfico construido a partir de algunas de las mujeres que tratóel escritor Ramiro Pinilla.
- Lo peor: Ninguna objeción a este libro que combina ejemplarmente ficción y realidad, con excelente metodología.
'La niñera', Sarah Pekkanen (8/10)
Un thriller psicológico sobre una familia demasiado «siniestra»
Por Lluís Fernández
Se cumplen quince años de «La chica del tren», que puso de moda en España la intriga familiar, precedida por la sorprendente «Perdida» (2012), de Gillian Flynn. Este subgénero de la intriga psicológica y de misterio es de raigambre anglosajona. Periódicamente, se traducen novelas que consiguen sobresalir como best sellers, dirigidas al público femenino, que son consumidoras de este tipo de literatura. De Sarah Pekkanen se han traducido la mayoría de sus exitosos libros, centrados en el «domestic noir», estilo de la que es una consumada cultivadora. «La niñera» así lo confirma. Un drama familiar que contiene todos los elementos de la novela negra, la intriga psicológica y la novela gótica: una familia aristocrática y multimillonaria de Washington que vive en una mansión victoriana; una niñera asesinada y una abogada problemática que investiga a los padres y abuela de la niña para decidir a quién concede la custodia de la menor.
Mutismo traumático
Para rizar el rizo, la niñera muerta estaba embarazada del marido y a causa de su muerte la niña padece un mutismo traumático. Todos los elementos del melodrama familiar están sobre el tapete para que la abogada o tutor ad litem, especializada en adolescentes en casos de custodia conflictiva, investigue el caso. Es parte esencial del género familiar que sea un particular, en este caso la abogada, quien investigue el accidente de la niñera o su asesinato, esencial para determinar quién de los padres obtendrá la custodia. Lo que aparentemente es un caso singular, se complica con nuevos elementos que van incorporándose a la trama, y ésta se hace cada vez más y más siniestra. La mansión se vuelve amenazante. La familia miente y el mutismo traumático de la niña se confunde con el trauma infantil de la abogada en una maraña perversa.
- Lo mejor: La capacidad de la escritora Sarah Pekkanen para ir macerando al lector en una siniestra novela de intriga familiar.
- Lo peor: Los hilos secundarios que existen en la novela, que, a lo mejor, desvían demasiado la atención de la intriga psicológica.