El protagonista del día en la basílica de la Macarena era Pedro Manzano. Desde la discreción, porque no se ha dejado ver junto a la Virgen, ha atendido a los medios oficiales de la hermandad para dar sus primeras impresiones sobre la restauración que ha acometido para solucionar la fallida intervención de Francisco Arquillo y analizar todo el proceso. «Ésta es la Macarena de siempre», ha dejado claro el restaurador. En declaraciones a 'Macarena TV', Manzano ha señaladado que ha recibido «muchas felicitaciones y la aceptación del regreso de la Virgen y está siendo muy bien acogida. Ese periodo de nervios de última hora ya va quedando atrás y estoy disfrutado del momento. Le doy gracias a Dios porque todo ha salido conforme estaba planeado». Preguntado por cuál es la Macarena que se ha podido ver esta mañana, tras volver al culto, Manazano ha afirmado que «la única diferencia que podemos encontrar es la percepción de la imagen, y los distintos periodos por los que ha ido pasando, donde se han aplicado gustos estéticos sobre personas responsables. Esta es la Macarena de siempre. Se ensalzan muchos valores que de una y otra manera se veían mermados: la suciedad, el humo de velas, el uso que se hace de la imagen... Por tanto, yo creo que la imagen que tenemos actualmente de la Macarena es la Macarena». La llamada del hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, después de estallar la polémica por la intervención de Arquillo, fue la primera toma de contacto de la hermandad con Pedro Manzano. Acudió a valorar el estado de la talla y, según ha señalado al programa 'Atrio', «ese día pude comprobar la pesadumbre que estaba en el ambiente por la imagen tan distorsionada que presentaba la Virgen». «Por eso -ha explicado-, había que abordar un tratamiento desde el punto de vista científico, con todas las capacidades técnicas. Un estudio sobre la imagen que hasta el momento estaba un poco desatendido». El planteamiento, desde el inicio, fue «revertir la situación» tras las dos actuaciones que sufrió en junio la Macarena y que provocó «que todo el mundo quedase desolado». En este sentido, Manzano cree que «se ha conseguido y, aparte, la imagen recobra una frescura, un aspecto de juventud, algo que quizá muchísimas personas tengan en su memoria». Por un lado, el estudio que se emprendió mediante imagen médica determinaba una alteración biológica por dos tipos de insectos: los anóbidos y, en una pieza de la cadera que según el restaurador no es original, por xilófagos, que son más agresivos. «Afortunadamente no había indicios de actividad, pero era necesario practicar una anoxia. La imagen ha estado en el interior de un contenedor a cero por ciento de oxígeno». El otro gran problema que se determinó en el Centro Nacional de Aceleradores fue el recrecimiento del párpado, lo cual provocó que la pestaña hiciera que el ojo quedara mucho más cerrado y la imagen perdiera la impronta. «Esa zona es sumamente delicada: con la mirada en una imagen y las pestañas hay que procurar siempre que el cambio sea mínimo», algo que se ha recuperado también, tal y como han podido comprobar los devotos este lunes. Por último, estaba la policromía. Un reto cuyo proceso «no ha sido sencillo». Pedro Manzano ha indicado que «ha sido un proceso de maduración, de muchísima observación y de acometer la limpieza que precisaba. Aparte, ya traía un proceso de limpieza anterior al cual hay que sumarle una serie de actuaciones inapropiadas desde el punto de vista de la conservación de obras de arte que había que revertir. Eliminando todas esas actuaciones, había que construir ahora el relato expresivo de la Virgen». De esta forma, durante la restauración practicada se ha hecho una reintegración cromática, es decir, «no utilizamos pátinas que pueden utilizar los imagineros o escultores a la hora de confeccionar una imagen». Éstas provocan que la policromía «adquiera un valor», de tal forma que las que ya había sobre la imagen se han conservado: «Eso hay que respetarlo en una imagen con la antigüedad de la Macarena. Las actuaciones se han ido degradando y todo eso configura una imagen de la Virgen que no podía parecer nueva» Respecto al estudio para datar la imagen y aproximarla a un escultor concreto, Pedro Manzano ha confirmado que «no existe constancia documental en su interior, no hemos tenido esa fortuna. Para eso están los historiadores del arte». Sin embargo, «por la forma de la talla más el análisis de policromía, se determina que es una talla del siglo XVII. Estamos a la espera de los resultados de la prueba de Carbono 14, que no nos va a determinar exactamente la fecha de ejecución, pero sí nos dará una serie de mediciones: si es de principios o final del siglo XVII, o anterior, que sería difícil», ha indicado. El restaurador cree que la Macarena está ahora en un estado de conservación «óptimo», y que habrá que practicarle un control y seguimiento anual. Sobre su configuración, Manzano deja claro que «la imagen de la Macarena es perfecta pero, afortunadamente, le pasa como a los seres humanos: que no somos simétricos. Y eso hace que adquiera mayor realismo y nos sintamos cercanos a ella».