‘Gobierna para los ricos’
Tal como van las cosas, ¿usted diría que el presidente Rodrigo Paz gobernará para todos los bolivianos, gobernará principalmente para los sectores pobres o gobernará principalmente para los ricos?”. La pregunta fue planteada a liderazgos en el reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia). Un mayoritario 56% respondió para los ricos, el 30% dijo para todos, el 14% declaró que no sabía. ¿Y el gobierno para los pobres? Cero por ciento.
¿Para quién ya gobierna el presidente de la Patria, Patria, Patria? ¿Qué respondería usted? La misma pregunta se hizo en una encuesta ciudadana: la mayoría declara que “no sabe”. Habrá que esperar. Quizás la respuesta hoy sea distinta tras el decretazo inconstitucional y entreguista. Cambiemos la pregunta: ¿qué significa gobernar para los ricos? Podríamos empezar dispensándolos del impuesto a las grandes fortunas. Y ampliando, fast track, sus privilegios.
Esta percepción inicial sobre las inclinaciones del Gobierno, calificado como débil y muy afín a la élite cruceña, contrasta con mirada favorable del nuevo ciclo. ¿El país va por buen camino o por mal camino? Si bien el 40% dice que vamos por mal camino, se quebró la tendencia (en febrero era 90%). Un relevante tercio de los consultados cree que el país va por buen camino. Persiste la incertidumbre (46%), pero aumenta la esperanza (39%). La ciudadanía aún siente miedo.
Otros datos. A los liderazgos les preocupa la (in)estabilidad. Existen amenazas por la relación entre Paz y Lara (el principal opositor), puede aumentar la conflictividad social y el ajuste económico es espinoso. Medidas como el gasolinazo tendrán alto impacto en la inflación, el poder adquisitivo de los salarios, el aumento de pobreza y desigualdad, la precarización del empleo. Habrá costo social y, claro, resistencia. ¿Esperaban otra cosa?
Se indagó también “el pasado”. A diferencia del discurso oficial que, como muletilla exculpatoria, descalifica sin matices los 20 años del MAS-IPSP, los liderazgos son más equilibrados: un elevado 76% considera que hubo logros importantes, pero también grandes errores. El 70% rechaza excluir la wiphala como símbolo oficial. Igual un 63% opina que el Estado Plurinacional experimentará un retroceso o desmontaje parcial. Sobran restauradores.
Último asunto: “abrir Bolivia al mundo”. Se apuesta por relaciones muy estrechas con Brasil y estrechas con la Unión Europea, lo más lejos posible de Israel (hay dignidad contra el genocidio). En medio aparecen Estados Unidos, sostén del Gobierno, y China. Más multilateralismo, menos vasallaje.
¿Y la aprobación del Gobierno? 3,9% sobre 7. Nada mal. Quedan 1.776 días.
FadoCracia vicepresidencial
- “El vicediós siempre es ateo”, sentenció el escritor Mario Benedetti. La frase aplica bien a varios vicepresidentes en nuestra historia democrática. 2. La difícil transición con el presidente Siles Zuazo estrenó el primer vicediós ateo de la democracia boliviana: el desleal Paz Zamora, que operó desde adentro contra el Gobierno. 3. Cuatro décadas después, como karma, el vicepresidente Lara tardó solo 45 días y una centena de tiktoks para declararse “oposición constructiva”. Desde el inicio el presidente Paz Pereira y su entorno buscaron eso. Era un matrimonio por conveniencia. 4. Pero la tradición vicepresidencial muestra otros perfiles: lugar para sostener el ajuste económico con Garrett o el pacto político con Ossio, hito simbólico pero decorativo con Cárdenas, floja herencia del poder por sucesión con Quiroga y Mesa, centro ideológico, de decisión e influencia con García Linera, esquina de impotencia “geapolítica” con Choquehuanca. 5. ¿Es necesaria la vicepresidencia? Eso depende: ¿para qué? Si es para la disputa interna de poder, el vicediós sale sobrando. Dios también.
José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.
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