Los cisnes negros del nuevo 2026
Décimo Junio Juvenal (60-128) fue un poeta romano que, entre otras cosas, escribió: «rara avis in terris nigroque simillima cygno», que traducido es: «un ave rara en la tierra y muy parecida a un cisne negro». En aquel momento, entre los siglos I y II, se presumía que los cisnes negros no existían y, desde entonces, era una forma de describir algo imposible, porque todos los cisnes conocidos tenían plumas blancas.
Todo cambió a partir de 1697, cuando el explorador holandés Willem de Vlamingh (1640-1698) descubrió cisnes negros en el río Swan, en Australia Occidental. A partir de ese hecho, el término «cisne negro» se utilizó para constatar que algo que se percibe como imposible puede ser refutado más tarde.
Nassim Nicholas Taleb es un filósofo estadounidense-libanés que se considera un «empirista escéptico», especializado en la «incertidumbre», y que en 2007 publicó un libro titulado «El cisne negro». Desarrollaba la «teoría de los sucesos del cisne negro». Defiende que un «cisne negro» es un suceso sorpresivo –para el observador–, de gran impacto y que, una vez pasado, se racionaliza hasta el punto de que puede parecer explicable o predecible.
Como ejemplos, Taleb citaba la Primera Guerra Mundial, la gripe de 1918 o los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York. En un primer momento, descartó calificar a la pandemia del coronavirus como «cisne negro», aunque luego aclaró que se trataba de un fenómeno con dos partes y que, para algunas personas, sí podía considerarse un «cisne negro».
La teoría de Taleb tuvo mucho éxito popular, hasta el extremo de que vendió enseguida tres millones de ejemplares de su libro. A partir de ahí surgió la moda de los «cisnes negros», que incluía a especialistas en la materia.
Saxo Bank es un banco danés –tiene presencia en España– que desde hace años elabora una lista de posibles «cisnes negros», la mayoría con impacto económico, para el ejercicio siguiente.
Para 2026 identifica «ocho cisnes negros que pueden enloquecer los mercados». El porcentaje de acierto de los expertos de Saxo Bank es muy reducido, pero no por eso sus predicciones son imposibles, ni mucho menos. El primero que identifican es el que llaman el «día Q», que sería el momento en el que la computación cuántica derrumba la seguridad digital. En otras palabras, las computadoras cuánticas descifran la criptografía digital que protege desde las transacciones bancarias hasta las criptomonedas. Todo quedaría obsoleto y podría haber un colapso de activos digitales.
En segundo lugar, plantean lo que llaman «la opción Swiftie, una boda que altera la economía cultural». Quizá es una de las más sorprendentes. Sugiere que el matrimonio entre Taylor Swift y Travis Kelce podría mover tendencias demográficas, ya que generaría un shock emocional masivo que incentivaría matrimonios y elevaría la natalidad.
Para los escépticos, hay que recordar que la Reserva Federal, que preside Jerome Powell, dijo en su «libro beige» que el concierto de la cantante en Filadelfia había generado un repunte económico en la región y que su gira por Estados Unidos tuvo un impacto de 4.600 millones de dólares.
«China lanza el yuan dorado y desafía al dólar». Otro de los «cisnes negros» apunta a la posibilidad de que el país asiático vuelva, aunque sea de forma parcial, al «patrón oro», después de revelar unas reservas de ese metal muy superiores a lo estimado.
Ese anuncio atraería dinero de países del Golfo Pérsico y del sudeste asiático, con un desplazamiento de contratos de energía hacia el yuan, la moneda china. Menos espectacular, y acaso más probable –es decir, menos cisne negro–, sería que Estados Unidos diera un giro moderado en las elecciones de medio mandato y que, a partir de ahí, surgiera una comisión que modificara normas electorales que obligaran a los partidos a pactar.
Los cuatro últimos quizá tampoco parezcan tan llamativos, pero tendrían también mucha trascendencia y repercusiones económicas. Aparición de un medicamento «definitivo» contra la obesidad, no solo para humanos, sino también para mascotas, algo que provocaría presión sobre la industria alimentaria.
La empresa SpaceX sale a bolsa con una colocación de un billón de dólares, y el mercado anticipa una economía espacial en expansión, incluidas estaciones de reabastecimiento en órbita.
Además, una de las 500 empresas de la lista de Fortune nombra a una inteligencia artificial como consejero delegado, con un humano como responsable legal. Por último, el uso indiscriminado de una IA «tonta», sin supervisión, provoca fallos en industrias críticas. «Rara avis», lo escribió Juvenal.