Así será el viaje al pasado de Borja Jiménez para presentar su gesta en Pino Montano (a pesar de Urtasun)
Las Ventas será escenario de memoria el próximo 7 de junio, aunque no todos parecen cómodos con ella. Ese día, el coso madrileño acogerá la corrida “In Memoriam”, un homenaje a Ignacio Sánchez Mejías cuando se cumplen 92 años de su muerte, en un momento en el que la figura del torero sevillano ha vuelto al centro del debate no por su legado, sino por el intento de borrarlo por parte de quien tiene la obligación de mantener viva la memoria cultura de este país, el ministro de Cultura, nada menos, Ernest Urtasun. Cómo será, que dada su trayectoria, ya tampoco sorprende.
El festejo, protagonizado por Borja Jiménez, que se encerrará en solitario con seis toros de Victoriano del Río–Toros de Cortés y Domingo Hernández en la Monumental de Las Ventas, nace con una vocación clara: reivindicar a un personaje esencial de la cultura española y sobre todo reivindicarse a sí mismo con un gesta de este calado en la plaza de Madrid.
La reciente polémica protagonizada por el ministro Ernest Urtasun, al tratar de vetar la presencia de Ignacio Sánchez Mejías en los actos de homenaje a la Generación del 27, ha dejado al descubierto algo más grave que una discrepancia ideológica: una falta de conocimiento —o de interés— por los hechos que sostienen la cultura de este país. Resulta difícil explicar, de otro modo, la exclusión de quien no solo fue contemporáneo del 27, sino pieza clave en su nacimiento.
Conviene recordarlo, porque los datos son apabullantes (como la vomitiva gestión del ministro). Fue Sánchez Mejías quien organizó en 1927, en el Ateneo de Sevilla, el encuentro en homenaje a Luis de Góngora que acabaría dando nombre a la Generación del 27. Fue el mecenas que financió el encuentro de aquella generación. Negar su papel no es una opinión: es una falsificación cultural.
La presentación oficial del homenaje taurino, de una Fiesta que vive plenitud, a su pesar ministro, tendrá lugar el 12 de febrero, a las 20:15 horas, en la finca de Pino Montano, el gran guiño del torero sevillano Borja Jiménez, ya que es la histórica residencia de la familia Sánchez Mejías. Un espacio cargado de simbolismo, que antes perteneció a Rafael El Gallo, luego a José, y que Ignacio transformó en un auténtico centro de vida intelectual. Por allí pasaron Lorca, Alberti, Guillén y buena parte de la vanguardia sevillana. La cultura española se pensó también allí, lejos de los despachos.
Frente al intento de exclusión institucional, los descendientes de Sánchez Mejías han respondido con una actitud diametralmente opuesta: apertura, colaboración y voluntad de diálogo. Han manifestado que estarían encantados de que el ministro rectificara y se han ofrecido a participar en cualquier iniciativa que ponga en valor el papel del torero en la Edad de Plata de la cultura española. Una lección de altura frente a la estrechez de miras.
Ignacio Sánchez Mejías fue torero, escritor, dramaturgo, presidente del Real Betis Balompié y uno de los grandes articuladores culturales de su tiempo. Su muerte, en agosto de 1934, tras la cogida de Manzanares, lo convirtió en mito. Federico García Lorca lo elevó a la eternidad literaria con el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Todo lo demás es negación de la evidencia.
En este contexto, la corrida “In Memoriam 2025” adquiere una dimensión que trasciende el ruedo. No es solo un homenaje taurino, sino una reivindicación cultural frente a una política que parece más preocupada por borrar símbolos incómodos que por comprender la complejidad de su propia historia.
El 7 de junio, en Las Ventas, el toreo, la literatura y la memoria volverán a encontrarse. Y lo harán para recordar que la cultura no se gestiona desde el prejuicio ni se reescribe desde el desconocimiento. Se estudia, se respeta y se defiende. Incluso —sobre todo— cuando no encaja en el relato oficial. El propio, ministro, que su estrechez de miras, quedará enterrada con el breve paso del tiempo. Lo que hicieron estos hombres perdura en el tiempo.