Carles Vilarrubí y su estrecho vínculo con la hípica española
Carles Vilarrubí Carrió (Barcelona, 21 de febrero de 1954-Barcelona, 28 de diciembre de 2025), además de contar con una amplia trayectoria en el ámbito empresarial, institucional y deportivo, estuvo ligado también de manera profunda y duradera al mundo de la hípica, sector al que dedicó tiempo, recursos y una convicción firme sobre su valor deportivo, formativo y humano.
Reconocido por su capacidad para impulsar proyectos y tejer consensos, Vilarrubí encontró en el deporte ecuestre un espacio natural donde confluyeron su visión estratégica y una pasión cultivada durante décadas. Desde posiciones de responsabilidad, contribuyó de forma decisiva al crecimiento y la profesionalización de la hípica en España, especialmente en el ámbito del Salto de Obstáculos, apostando por estructuras sólidas, eventos de calidad y una mayor visibilidad para el sector.
Su implicación más directa llegó como presidente del Club Internacional de Propietarios de Caballos de Salto, una entidad desde la que defendió el papel esencial de los propietarios dentro del ecosistema ecuestre. En un deporte donde la colaboración entre jinetes, organizadores, instituciones y propietarios resulta determinante, Vilarrubí supo ejercer como figura de consenso y motor de iniciativas orientadas al largo plazo.
Ese compromiso se reflejó también en su papel como socio de Oxer Sport, empresa vinculada a la organización de concursos hípicos de primer nivel. Desde esa posición participó activamente en el desarrollo de eventos nacionales e internacionales que han situado a España en el mapa de las grandes citas ecuestres. Su enfoque combinaba ambición deportiva, rigor organizativo y una clara vocación de futuro, consciente de la necesidad de atraer público, patrocinio y nuevas generaciones al deporte del caballo.
La Real Federación Hípica Española lamentó su fallecimiento destacando su dedicación y pasión por el deporte ecuestre, así como su apoyo constante tanto a las instituciones como a los deportistas. Un reconocimiento que resume el respeto que Vilarrubí se ganó dentro del sector, no solo por los cargos que ocupó, sino por la coherencia y continuidad de su implicación.
Más allá de la faceta institucional, su legado más profundo se encuentra en el ámbito personal. Carles Vilarrubí era padre de tres hijos y un firme defensor de los valores del esfuerzo, la disciplina y la buena organización del tiempo, principios que aplicó tanto a la vida profesional como al deporte. Una forma de entender la vida que tuvo un reflejo en la trayectoria de su hija mayor, Carlota Vilarrubí. Carlota ha sido ejemplo dentro y fuera de las pistas por una razón muy concreta: fue capaz de convertirse en médico, especializada en ginecología, sin dejar de montar a caballo ni de mantener una relación activa con la hípica. En un contexto en el que muchos jóvenes optan por abandonar el deporte al iniciar estudios exigentes, su trayectoria demostró que esa renuncia es evitable y que podía competir con el equipo español mientras sacaba adelante la carrera. En su caso, la compatibilidad entre formación académica y práctica deportiva no fue una excepción, sino el resultado de una férrea organización, una disciplina constante y una educación basada en la responsabilidad. Durante años, Carlota desmontó uno de los grandes mitos del deporte base y de alto nivel: la supuesta incompatibilidad entre estudios y competición.
Esa concepción de la hípica como escuela de valores fue siempre una de las grandes convicciones de Carles Vilarrubí. Entendía el deporte del caballo no sólo como competición y espectáculo, sino como una herramienta formativa capaz de acompañar trayectorias vitales completas. Una filosofía que se proyectó también en la siguiente generación.
Padre y abuelo de jinetes, su última salida antes del ingreso hospitalario tuvo un marcado simbolismo. El mismo día en que fue ingresado, acudió al Real Club de Polo de Barcelona para ver competir por primera vez a su nieto Álex. "Estoy muy orgullosa de haber tenido este gran padre", señaló su hija Carlota a LA RAZÓN.