Guindilla al quiosquero condenado por vender papeletas sin validez del número de la lotería que tocó
La tranquilidad del pequeño pueblo leonés de Villamanín se ha visto alterada tras descubrirse que cincuenta papeletas del Gordo de Navidad, valoradas en cuatro millones de euros, no pueden cobrarse porque no están respaldadas por décimos oficiales. La comisión de fiestas, responsable de la venta, sostiene que se trata de un error administrativo, ya que uno de los tacos de papeletas no fue validado para comprar los décimos correspondientes, pese a que el resto sí lo fue. El pueblo busca ahora una salida negociada que evite un conflicto judicial.
El caso recuerda a un precedente ocurrido en Gijón en 2012, en el barrio de Portuarios, donde varios vecinos creyeron haber ganado el primer premio de la Lotería Nacional con participaciones compradas en un quiosco que tampoco estaban respaldadas por décimos reales. A diferencia de Villamanín, el asunto acabó en los tribunales y con una condena al quiosquero, que alegó un error y negó intención de estafa.
En aquel caso, siete afectados reclamaban un premio que habría rondado los 240.000 euros, aunque finalmente la Justicia solo reconoció una indemnización simbólica, muy inferior al premio esperado. El quiosquero fue condenado a pagar 500 euros a cada afectado, una multa y la devolución del importe de las participaciones.
Ambos episodios reflejan el impacto emocional y social que generan estos errores en pequeñas comunidades y subrayan una lección clave en los sorteos: la diferencia entre poseer un décimo y una simple participación puede ser determinante. En Villamanín, esa diferencia mantiene ahora al pueblo dividido y a la espera de una solución para un Gordo que, de momento, no se puede cobrar.