Festival de Cine de Venecia honra la obra del cineasta cubano Nicolás Guillén Landrián
MIAMI, Estados Unidos. – La 80ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia ha seleccionado para su sección oficial, Venezia Classici, el largometraje documental Landrián, del cineasta cubano Ernesto Daranas, una exploración de la vida y obra del fallecido director Nicolás Guillén Landrián.
Aunque inicialmente la obra se mostró en una versión preliminar durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, el reconocimiento en el Festival de Cine de Venecia —el más antiguo del mundo— denota la importancia de la obra de Landrián para el cine y la cultura cinematográfica.
Daranas, al comentar la inclusión de su película en el festival, expresó en un mensaje circulado entre sus colaboradores y citado por Diario de Cuba, que consideraba este evento un significativo homenaje a Nicolás Guillén Landrián y un apoyo a los cineastas cubanos que todavía enfrentan censura y exclusión.
El programa del festival, que se celebrará entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, ha colocado a Landrián junto a otras películas notables que exploran los aspectos intrínsecos del arte cinematográfico y de sus creadores.
El documental de Daranas, reconocido por cintas como Los dioses rotos (2008), Conducta (2014) y Sergio y Sergei (2017), se basa en los testimonios de Gretel Alfonso, compañera de Landrián, y de Livio Delgado, director de fotografía de varias de las primeras obras del cineasta.
Landrián está enmarcado alrededor de la búsqueda y descubrimiento de las películas del cineasta, muchas de las cuales desaparecieron debido al deterioro de los rollos originales almacenados en el archivo del estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
No obstante, la labor investigativa realizada por Daranas y su equipo permitió encontrar 10 documentales de Landrián que se creían perdidos, lo que facilitó su restauración en España, gracias a una iniciativa del propio cineasta.
Nicolás Guillén Landrián, sobrino del poeta Nicolás Guillén y oriundo de Camagüey, fue director de más de una docena de cortometrajes documentales entre 1962 y 1972 en el ICAIC, hasta su expulsión de la institución y posterior exilio a Estados Unidos en 1989. Falleció en 2003 en Miami.
Su obra, que incluye galardonados títulos como En un barrio viejo (1963), Ociel del Toa (1965) y Coffea Arábiga (1968), volvió a exhibirse en La Habana a partir de la década de 2000.
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