La tenaz resistencia del Ejército ucraniano contra la invasión rusa, las numerosas bajas que están sufriendo las tropas de Moscú y el despliegue internacional de sanciones contra Rusia por atacar Ucrania están haciendo que el presidente ruso, Vladímir Putin, pierda la paciencia. En sendas conversaciones telefónicas con sus homólogos francés y turco, Emmanuel Macron y Recep Tayyip Erdogan, recalcó una vez más que continuará con la ofensiva hasta lograr sus objetivos: la desmilitarización y 'desnazificación' de Ucrania además del reconocimiento de Crimea como rusa y de Donbass como un enclave independiente. Es decir, la rendición total.
Sin embargo, David Arajamía, uno de los miembros de la delegación ucraniana en las negociaciones con Rusia para un alto el fuego y el final de las hostilidades, aseguró ayer que «las únicas cuestiones sobre las que prácticamente no hay posibilidad de acuerdo con Moscú son Crimea y el estatus de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk» (Donbass).
En una aparición ante las cámaras del canal ruso Rossiya-24, Putin advirtió de que «si Ucrania continúa con el mismo espíritu mostrado hasta ahora, pondrá en cuestión el futuro de su condición de Estado». «Los dirigentes ucranianos deben comprenderlo, ya que sobre ellos recaerá la responsabilidad del futuro de sus país», avisó el jefe del Kremlin. No es la primera vez que Putin amenaza a Kiev con la destrucción total de su estatalidad, algo que, según él, «nunca la había tenido antes» y obtuvo gracias al régimen comunista y a la desintegración de la URSS.
Ataques con civiles
Mientras tanto, ayer fracasaba otra vez un segundo intento de evacuar a los civiles de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el mar de Azov. La primera tentativa se produjo el sábado de forma infructuosa. La parte rusa acusó de nuevo a las tropas ucranianas de retener a la población e impedir su salida mientras que Kiev sostenía que las fuerzas rusas y los rebeldes de Donbass son los que impiden la creación de un corredor humanitario debido a que no respetan el alto el fuego, imprescindible para garantizar la seguridad de todos los evacuados.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ratificó que ayer la población no pudo abandonar Mariúpol. El CICR considera que hace falta un acuerdo «detallado y funcional» entre las partes en conflicto que posibilite la evacuación. Hace ya una semana que las tropas rusas anunciaron haber puesto bajo su control Mariúpol, pero en realidad han conseguido solamente sitiarla. Su caída supondría el control casi total de toda la provincia de Donetsk para las milicias separatistas y la creación de una franja terrestre para conectar Donbass con la anexionada Crimea.
Por otro lado, mientras EE.UU. y el Reino Unido ultiman un plan para enviar aviones de combate a Ucrania, el Ministerio de Defensa ruso advertía ayer de que Rusia podría tomar medidas contra los países que desplieguen los aparatos. «Prácticamente, toda la aviación del régimen de Kiev apta para el combate fue destruida. Pero sabemos por una fuente segura que algunos aparatos ucranianos volaron hacia Rumanía y otros países vecinos», afirmó el portavoz del Ministerio de Defensa, Ígor Konáshenkov.
Implicación de otros países
Según sus palabras, «la utilización de redes de aeródromos de estos países como base para aviones militares ucranianos y su uso posterior contra las fuerzas armadas rusas podría ser considerado como una implicación de estos países en el conflicto armado». Putin se refirió de la misma forma el sábado en relación con los planes de crear sobre el cielo ucraniano una zona de exclusión aérea. Dijo que los países que participen en tal dispositivo serán considerados también participantes en el conflicto.
Un día más, los contactos diplomáticos parecieron no dar resultado. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo ayer conversaciones telefónicas con Putin y con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Según AFP, el Elíseo comunicó al Kremlin su inquietud por el posible ataque ruso contra la ciudad de Odessa, ubicada a orillas del Mar Negro, y también reiteró su deseo de que se encuentre una solución negociada a la crisis ucraniana y que se protejan los centros nucleares de ese país. Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo a Zelenski que trabajaría con sus aliados internacionales para obtener más equipos militares defensivos y ayudar al Gobierno de Kiev.
Seguridad nuclear
La petición de Macron sobre garantías de seguridad nuclear llegaban después de varias semanas inquietantes en ese sentido, pues el avance de las tropas rusas hacia Kiev se produjo a través de las tierras que rodean Chernóbil –de trágica memoria por la explosión del reactor número 4 en 1986– y porque las tropas del Kremlin abrieron fuego con misiles y proyectiles de tanques durante la madrugada del pasado viernes contra la central nuclear de Zaporiyia, con seis reactores y por lo tanto la más grande construida en suelo de Europa.
Las noticias que llegaban ayer tampoco resultaban tranquilizadoras. Las autoridades de la provincia de Járkov denunciaron que las tropas rusas habían atacado el Centro Nacional de Investigación del Instituto de Física y Tecnología de esa ciudad, donde hay un reactor experimental. «El 6 de marzo, el Ejército ruso ha disparado con una lanzadera de cohetes sobre el Instituto de Física y Tecnología de Járkov donde hay una instalación de investigación nuclear», denunciaban los servicios secretos ucranianos (SBU).
Con 37 pilas de combustible nuclear, los ataques contra ese enclave estratégico pueden provocar «una catástrofe ecológica a gran escala», según denunciaba el SBU, lo que animó a que se abriera una investigación penal por un delito de ecocidio conforme al Artículo 441 del Código penal ucraniano. Por su parte, el servicio secreto también recopiló información para presentarla más tarde en La Haya, ante el Tribunal Penal Internacional.
Suspensión de redes
Además de los incidentes militares, la suspensión en la comunicación de Rusia con el mundo prosiguió ayer. En esta ocasión, fue el turno de la red social TikTok, que anunció que paraba todo su contenido en vídeo en el país para garantizar la seguridad de sus empleados y cumplir con las nuevas regulaciones sobre la información aprobadas con la Duma, y que, en caso de no ser respetadas, pueden provocar penas de cárcel de hasta 15 años.
«A la luz de la nueva ley de 'noticias falsas' de Rusia, no tenemos más remedio que suspender la transmisión en vivo y el nuevo contenido de nuestro servicio de vídeo mientras revisamos las implicaciones de seguridad de esta ley», explicaba ayer la empresa a través de un mensaje publicado en su perfil de Twitter, aunque matizando que su servicio de mensajería no se verá afectado por el momento.
La suspensión de TikTok se produjo después de que medios como la CNN, la BBC o RTVE anunciaran que dejaban de retransmitir desde Rusia, donde las protestas contra la invasión se multiplican.