Sólo podía acabar mal
Si toca criticar a Ayuso por reabrir varias centros de urgencias de manera precipitada y sin tener garantizados suficientes recursos sanitarios, algo que en todo caso se puede reencauzar con cierta rapidez y mano izquierda, qué se puede decir de una ministra como Irene Montero que impulsa un bodrio jurídico que acaba excarcelando a violadores y agresores. Un efecto indeseado de una ley perversa con consecuencias dramáticas para las mujeres víctimas de abusos, que eleva la inseguridad personal de la mitad de la población, que ablanda el castigo a los delincuentes sexuales y cuya rectificación normativa exige mucho tiempo y mil complicaciones. Qué se puede decir de un Gobierno que aprueba un engendro legal contra el criterio de los expertos, ignora el aviso oficial de los jueces y oculta al Congreso los informes preceptivos, con la colaboración activa de tres ministerios socialistas, sólo por convertir en doctrina jurídica meros sofismas podemitas. Ha salido mal lo que sólo podía salir mal.