Impuestos autonómicos: un arma electoral de 100.000 millones
Los impuestos, como casi todo, también tienen color político. En la España tradicional del rojo o azul (aunque últimamente han aparecido más colores como alternativa), incluso el fisco tiene ideología, convirtiendo a los tributos en un arma electoral muy poderosa. Tanto que las comunidades autónomas recaudan impositivamente cada año unos 100.000 millones de euros, dinero suficiente para pagar todas las pensiones contributivas de jubilación durante un año entero. Aunque parte de esta cifra llega a las arcas regionales procedente del Estado y sin que que las autonomías tengan nada que decir sobre esos impuestos (IVA, sobre todo), otras figuras sí dependen de los designios del Gobierno regional de turno. Es el caso por ejemplo del Impuesto sobre la Renta de los Personas Físicas (IRPF), Sucesiones, Donaciones o Patrimonio. Esto provoca una España a varias velocidades fiscales, en las que unas regiones optan por impuestos más altos o más bajos que sus vecinos, y donde el signo político marca la pauta.
A apenas unas horas de que en tres cuartas partes de España se celebren elecciones autonómicas y un mes después de las generales, las propuestas de los partidos anticipan claramente por dónde van los tiros en materia tributaria. En resumen, más impuestos con PSOE y Podemos, frente a bajadas generalizadas con PP y Ciudadanos. De hecho, los datos enviados por Pedro Sánchez a la Unión Europea apenas dos días después de ganar las elecciones del 28 de abril contemplan subir la presión fiscal hasta su máximo histórico de aquí al año 2022, sacando del bolsillo de los españoles 26.500 millones de euros adicionales en la nueva legislatura. Un «sablazo» del que nada habló el líder del PSOE durante la campaña ni en las 300 páginas de su programa electoral, pero que incluso se queda corto para Podemos.