La crónica de Pere el Ceremoniós
<p>Como Ábalos siempre habla entre dientes, vocaliza poco y su tono es más bien lúgubre y despectivo y de antiguo maestro con palmeta, cuando quiere ser más explícito y hasta defender lo indefendible se le entiende más y mejor y, entonces, se queda con las vergüenzas de sus propios razonamientos al aire.</p>