Los significados de un portazo
Hay formas y formas de marcharse. Las despedidas pueden ser sintomáticas o redentoras. Las hay silenciosas que, pasado un tiempo, despiertan indiferencia o melancolía. En estas ocasiones el silencio suele estar envuelto de elegancia y complicidad. Hay que saber llegar y saber marcharse, ya saben.
También hay quien cierra con un sonoro portazo. Estas últimas suelen generar cabreo, molestia y resquemor; y suelen mostrar estos mismos sentimientos en quienes las ejecutan pese a que las palabras digan lo contrario. Las de estas semanas en el entorno de Ciudadanos están siendo de las sonoras, casi con descaro, dejando que la puerta resuene con fuerza al cerrarse. El equivalente a volar los puentes: no hay vuelta atrás.
Estas despedidas dan una idea de las tensiones internas y las pulsiones que atormentan el interior de la formación. Hay quienes prefieren marcharse y quienes prefieren seguir trabajando desde dentro inspirados por la máxima celiana: «en España, el que resiste, gana». Lo que es indudable es que estas salidas generan un viento adverso en Ciudadanos que tendrá que seguir maniobrando para posicionarse en la agenda como más le convenga y no tener que capear constantemente vientos adversos. Explicar, defenderse y confrontar desgasta y mucho. Aunque para eso tengan a Arrimadas ¿no?
Falta saber si las salidas generarán más desgarro interno y falta de apoyos externos. Las encuestas y las urnas dan y quitan razón. Los ciudadanos suelen penalizar las rupturas en el interior de los partidos, aunque inmersos en la burbujeante e imprevisible política española de los últimos años, nada es imposible. Puede que las salidas no surtan efecto, pero ya sabe, las salidas con portazo suelen ser dolorosas.