El presidente de Vox, Santiago Abascal, volvió ayer a Valladolid, aunque no obtuvo la misma respuesta que en el mes de mayo cuando se dieron cita más de 3.000 personas en el Centro Cultural Miguel Delibes. En esta ocasión, fueron unas 1.500 las que acudieron a la plaza de toros cubierta de Arroyo de la Encomienda (no se llenó) para escuchar a un líder que demostró que cuenta con un buen ejército de incondicionales.
No faltaron, como es habitual, el ondear de banderas de España, el himno nacional, «el novio de la muerte» y los «vivas» a España, en un acto que contó también con la intervención del único diputado en la Comunidad que Vox obtuvo en las pasadas elecciones, el vallisoletano Pablo Sáez. Precisamente, Santiago Abascal recordó que aunque su formación sólo consiguió en Castilla y León un escaño en la Cámara baja, los habitantes de las ocho provincias restantes «estuvieron representados por los 24 diputados que conseguimos». «No os asusten con el voto útil, porque actuaremos y difundiremos nuestras ideas con contundencia», añadió y acusó al PP de apelar al miedo con ese discurso del «voto útil» que llevan al medio rural. Por contra, hizo un llamamiento «a la esperanza y a la ilusión».
Salvo estas pequeñas pinceladas, la intervención del presidente de Vox fue en clave nacional y, así, pidió ante un público entregado que detengan al presidente de la Generalitat, Quim Torra, para que «no vuelva a ocurrir como con Puigdemont», que huyó a Bruselas tras la declaración de independencia. «Torra debe ser detenido y esposado y la Abogada del Estado debe presentar una querella por conspiración y rebelión», insistió.
«Indicios de chavismo»
Criticó, además, la filtración a los medios de Comunicación de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el Procés, un hecho que, a su juicio, demuestra una vez más «la falta de seriedad» en las instituciones. «Hay indicios preocupantes de chavismo en las instituciones españolas cuando gobierna el PSOE», sentenció. Y advirtió de que al Tribunal Supremo «ya sólo le queda una salida» y es que «la sentencia no sea la de los periódicos».
En este sentido, Santiago Abascal señaló que en Cataluña «hay una emergencia nacional» y denunció que «habrá una réplica de la vergüenza del 1 de octubre y los agentes de la Policía Nacional volverán a estar en los hoteles». Además, arremetió contra el PSOE al que acusó de la «emergencia profanadora» que existe en España por las prisas por «profanar a un muerto en mitad de la campaña», en referencia a la exhumación del dictador Franco.
«¿Cuál es la emergencia? Solo atizar el odio, el enfrentamiento y el fin de la reconciliación de los españoles. No puede haber algo más mezquino, reprochable y odioso que lo que hace Sánchez», sentenció, para denunciar después la «dictadura y el consenso progre» que agrupa a todos los partidos que «se han vuelto a meter en la melé centrista que es la nada, la falta de convicción».
Por su parte, el candidato al Congreso por Valladolid, Pablo Sáez, apostó por poner en marcha «un plan nacional contra la despoblación, que recoja medidas económicas, fiscales, de comunicación, servicios y conectividad» y reivindicó la bajada de impuestos para aumentar la riqueza de todos los españoles.
