La Policía Nacional ha emitido una orden de detención internacional para el presunto violador senegalés que atacó a una joven mexicana de 26 años en un hostal de Chueca. Según ha podido saber este periódico, la búsqueda está activada en Interpol y Europol. Incluye el control del territorio Schengen, ya que se investiga si el atacante ha huido de España. Fuentes policiales indican que se trata de «una búsqueda primordial» y que no se descarta que se hubiese marchado a su país de origen o a Francia, donde, según lo que le dijo a la víctima, residen sus padres. Sus datos se han distribuido por las comisarías de todos los distritos de Madrid y España, con especial hincapié en los puestos fronterizos.
El hombre tiene 29 años y cuenta con un antecedente policial por daños de 2018. La Policía procedió a detenerlo la madrugada del 23 de septiembre, cuando sucedió la presunta agresión sexual en el Hostel Motion Chueca, pero no fue localizado, confirmaron fuentes de la Jefatura Superior de Policía. Se le buscó tanto en su vivienda del barrio de Lavapiés como en las zonas que frecuenta. Desde ese momento, el senegalés se encuentra en busca y captura, como ya informó ABC. El sujeto, y ahora sospechoso, era conocido tanto en Lavapiés como en Chueca, ya que, supuestamente, además de dedicarse al trapicheo, había «trabajado» como chapero en el centro de Madrid.
La víctima fue sometida a un reconocimiento fotográfico, en el que se le pusieron seis imágenes de diferentes hombres, y lo identificó hasta en dos ocasiones, tras presentar la denuncia en las dependencias de la Unidad de Familia y Mujer (Ufam). Se trata de un hombre grande, de dos metros de altura, color negro, pelo rizado y que en el momento de la agresión iba vestido de negro. Añadió que llevaba «la barba corta muy rizada» y que tiene una cicatriz en el pómulo derecho y varias marcas encima de la ceja derecha.
Cuarto de basuras
Los hechos ocurrieron entre las cuatro y las cinco de la madrugada en el céntrico hostal de la capital. Cuando la joven se despedía de la recepcionista del hostal, con la que había entablado amistad tras un mes de turismo en Madrid, notó cómo un grupo de senegaleses la observaba desde la entrada del establecimiento.
Pensando que no iba a pasarle nada, salió para dar un último paseo, ya que al día siguiente tenía el vuelo de regreso a su país natal. Ellos la siguieron por la plaza de Pedro Zerolo, donde la acosaron. «¿En qué habitación te estás quedando?», le dijo uno. Otro le preguntó si tenía novio. También le ofrecieron cocaína y marihuana, entre otras sustancias. La joven se negó repetidamente y el grupo de hombres se diluyó. Tan solo uno, M., el sospechoso, continuó hablándole. Él fue quien la invitó a una cerveza, «a hablar un rato y a conocerse». Ella aceptó y se equivocó.
Pasadas las horas, M. la metió a la fuerza, sujetándola por los brazos, en el cuarto de basuras del hotel, situado en la planta baja. «Vamos, Vamos», le dijo. Ahí sucedió la violación, hasta que otro de los clientes, un compatriota da la víctima, abrió la puerta al pensar que algo iba mal en el interior. En un primer momento, no hizo nada porque entendió que «era un acto consensuado», tal y como consta en la declaración del hombre.
En su relato en sede policial, la víctima insiste en que ella no pidió en ningún momento auxilio ni gritó, debido al estado de «shock» en el que se encontraba, tan solo que dijo «no» en varias ocasiones y le pidió que parase. La joven fue trasladada instantes después al Hospital de La Paz, donde se activó el protocolo por agresión sexual.
