Posturas y acomodos para sentir más placer
Misionero 3.0. La postura más común durante el encuentro erótico penetrativo sigue siendo el misionero, porque es la más conocida, la más “permitida” y es sabrosa, aunque no sea la más placentera para las mujeres si se practica estando ellas acostadas con el cuerpo pegado a la cama y su compañero/a encima. Si el acomodo se queda hasta ahí, ella se perderá del placer increíble de estimular su clítoris y el Punto G u otros ubicados en el interior de la vagina.
Para tener el combo ganador se puede optar por algunas variantes: si quien penetra se sienta encima de la mujer en lugar de estar estirado, ejercerá mayor presión sobre la pared vaginal donde hay más puntos erógenos, además de que eso permitirá que ella estimule su clítoris con una mano o con un vibrador. Otra posibilidad es que eleve la pelvis ya sea con la fuerza de sus piernas o colocando una almohada bajo su cadera. Con esto el clítoris quedará más visible para que él pueda frotarlo. No hay que olvidar que eso se logra también pegando mucho los cuerpos durante una penetración profunda. El vello púbico será buen aliado para acariciar el pequeño botón del placer.
Sexo oral con vibración. Probablemente hayan usado un anillo vibrador en el pene durante la penetración, pero ¿durante el sexo oral? No lo descarten, ya que podrían vivir nuevas sensaciones al unir una parte del cuerpo deseado, una de su propio cuerpo y la energía que generan juguetes como éste (hay otras opciones, como el Sync o todo aquel que se pueda poner alrededor del miembro masculino) al emplearlos durante el fellatio. Al principio la sensación será curiosa e inesperada, no obstante, les recomiendo que no lo dejen a la primera, sino que respiren y lo vuelvan a intentar usando la vibración más baja para ir aumentándola hasta que encuentren la que más les excite. En el caso del cunnilingus es complicado, pero sí se puede poner un juguetito coronado los labios vaginales mientras la pareja introduce sus dedos para estimular los puntos internos.
Cucharita reloaded. Esta posición es maravillosa porque permite que los amantes descansen sus cuerpos al estar ambos recostados sobre la cama, pero más allá de usarse para evitar el mal aliento matutino, si la mujer levanta lo más que pueda la pierna que no está recargada sobre el colchón y durante la penetración va moviendo muy lentamente la extremidad hacia un lado y luego hacia el otro, podrá notar diferentes sensaciones. Cuando llegue a una que destaque por generarle más sensaciones intensas, debería quedarse ahí lo más que pueda mientras la penetración sigue.
No hay que menospreciar el acomodo contrario, es decir, ella rodeando al hombre. De esa manera puede frotar su pubis contra las nalgas ajenas y estimular el pene con sus manos mientras lame y besa la nuca de su pareja.
Grandes aliados del encuentro erótico
Aceites esenciales. La textura es mucho mejor que la de los lubricantes y no se pone chicloso después de un rato de estimulación. En muchas tiendas se pueden conseguir aceites para esta misión, que no tengan perfume añadido sino sean de semillas, flores o plantas amigables con las mucosas y la piel. Los de toronja son refrescantes, los de sándalo son exóticos, los de almendras dejan la piel suave y los de piña con coco son dulces.
Notarán de inmediato la diferencia entre un encuentro sin aceite y el que sí lo incluya, pues sus manos se deslizarán fácilmente por todos lados. Eso se agradece en la anatomía femenina: la vulva es delicada y, a veces, el roce directo de la mano o los dedos genera malestar. Prueben colocándolo en todo el cuerpo para que puedan pasar un rato lúdico y lúbrico frotando un cuerpo contra el otro mientras se besan.
Antifaz. El privar del sentido de la vista a una persona durante el sexo puede ser increíble porque los otros sentidos se agudizarán; eso genera nuevas sensaciones. Además, el sentir que se está a merced del compañero o compañera puede ser un plus que ponga la piel chinita.
Preparen el ambiente con un buen playlist, luces tenues, velas aromáticas, algo de comida (algunas frutas y chocolate resultan increíbles para la encomienda) y regálenle un masaje con final feliz a sus amores.
Collar de perlas o cuentas. Con la ayuda del aceite, deslícenlo alrededor del pene, haciendo que las bolitas giren para diferentes lados. Pásenlo entre los labios vaginales y la división del trasero. Recorran el cuello con él. Den un masaje en la planta de los pies para después ir subiendo hasta llegar a los muslos; no olviden que su parte interna es muy sensible.
Con música y sin música. Si normalmente están acostumbrados a las sesiones sensuales musicalizadas, tengan una sin música. Propónganse decirse lo que están sintiendo o les gustaría sentir. Dejen que sus gemidos canten. Si suelen hacerlo en silencio, entonces busquen las canciones que más les apasionen para tener un encuentro melódico por novedad.
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