Que no se borre el exilio
Cuando la silueta del buque se impuso en el horizonte, el gentío que estaba en el Puerto de Veracruz estalló en aplausos y vítores. A bordo del Sinaia venían 1599 exiliados de la República española, tan desgarrados como esperanzados. Habían salido hacía 18 días de la costa sur de Francia, después de haber huido de la represión nacionalista encabezada por el general Franco. Eran los primeros de un total de 25 mil que el gobierno mexicano acogería entre 1939 y 1942. Así que aquella mañana, en el soleado puerto jarocho, descendían del barco escritores, ingenieros, médicos, arquitectos, maestros, químicos, carpinteros y campesinos… y se quedaban atónitos al ver el cálido recibimiento, lleno de banderas tricolor y enormes pancartas con frases como “¡El Sindicato de Tortilleras le da la más cordial de las bienvenidas a nuestros hermanos españoles!”
“¡Si es que México es la leche! Aquí hasta las lesbianas están bien organizadas”, dijo algún recién llegado, antes de enterarse de las diferencias lingüísticas entre el español de México y España. Han pasado 80 años desde entonces y durante estos días, antes de que se acabe este 2019, el gobierno español conmemora el aniversario con varios actos y exposiciones. En la Biblioteca Nacional se exhibe El exilio republicano de 1939, ochenta años después y en La Arquería de Nuevos Ministerios, 1939: exilio republicano español. Ambas muestras, repletas de fotografías, cartas y objetos, representan la nostalgia, el dolor y la desesperanza por la ruptura con el país de origen, pero también la continuidad y la necesidad de mantener la cultura y el legado de la República que terminaron por acoger países como México, Chile y Argentina.
En general, para un mexicano el tema siempre ha estado presente, pero resulta que en España no tanto y por eso estas dos exposiciones en Madrid no son reiterativas y sí un acontecimiento cultural necesario. Para que quede más claro: el exilio de 1939 apenas se menciona en los planes de estudio de la educación básica. Macu Tejera Osuna, que durante años ha sido guionista de series de televisión, ha escrito una novela para contribuir a difundir esa parte histórica del siglo XX. Se llama Me llevo la canción (Plaza & Janés) y surgió, me cuenta, de la “necesidad de redescubrir un tema que fue enterrado durante la dictadura y relegado en la democracia. Por eso en España se desconoce mucho el exilio español en México. Lo ignora mucha gente de mi generación y sobre todo los jóvenes. Y, además, hay muy pocos libros al respecto”.
Recuerdo que hace unos años, un amigo me presentó a su abuela. “Víctor es de México”, le especificó, y el rostro de la mujer cambió enseguida: “¡Ah, ahí se iban antes los rojos!”, dijo, y se metió en su cocina para no salir más. Yo puse cara de circunstancias y no supe qué decir o qué hacer. Luego pensé, sin embargo, que a pesar de algún prejuicio casposo, aquel éxodo también formaba parte de la cotidianidad de los españoles. Poco a poco, es verdad, me he ido dando cuenta de que no es así. “Aquí se ha tocado muchas veces, y desde distintas ópticas, el tema de la Guerra Civil. Pero no el del exilio, sobre todo el exilio en México, un país al que llegaron muchos de los mejores creadores españoles. Y me parece que es un tema muy literario, como Jordi Soler lo ha demostrado”, subraya Macu Tejera.
En su novela (cuyo título ha sido tomado de unos versos de León Felipe: “¿Y cómo vas a recoger el trigo/ y a alimentar el fuego/ si yo me llevo la canción?”), el exilio es retratado como una experiencia colectiva. Hay varios personajes con tramas propias y desavenencias entre los grupos de exiliados que se formaron en México (“cada uno había hecho la guerra a su manera”), pero la solidaridad y la esperanza prevalecen entre canciones que acarician el corazón y lo arañan al mismo tiempo. “Las canciones en la memoria fueron lo único que muchos pudieron llevarse. En el libro, la música representa la tierra perdida. Lázaro Cárdenas siempre dijo que México se había beneficiado del exilio español porque llegaron muchos creadores. Pero también ganaron los republicanos. Porque salieron del infierno y llegaron a México y fueron recibidos de manera estupenda. Ambos países ganaron pero, sobre todo, se unieron más que nunca”, dice la escritora que aboga, cómo no, para que el tema del exilio español no se borre.
RP