Mientras el coronavirus parece frenarse en China, sobre todo fuera de su epicentro en la provincia de Hubei, se extiende por sus vecinos, Corea del Sur y Japón. En el primero, el número de contagiados se ha doblado este jueves hasta los 104 casos confirmados, registrando además su primera muerte. Según informa la agencia Yonhap, se trata de un hombre de 63 años que llevaba veinte años postrado en cama y falleció de neumonía el miércoles por la mañana en un hospital de Cheongdo, al sudeste del país.
En dicho hospital se han detectado 15 casos y las autoridades investigan su relación con una mujer de 61 años que visitó la ciudad a principios de este mes y podría ser una «superpropagadora». Así se conoce a los enfermos que pueden contagiar a muchas personas, ya que se sospecha que esta misma mujer también habría infectado a 40 fieles que asistieron los dos pasados domingos a misa en una iglesia de la cercana ciudad de Daegu. De sus mil feligreses, 515 están bien pero al menos 90 presentan ya síntomas del coronavirus, lo que ha disparado todas las alertas en esta ciudad de 2,4 millones de habitantes. Junto a la vecina provincia de Gyeongsang del Norte, esta región suma cinco millones de personas y concentra ya 70 de los 104 casos de coronavirus confirmados en el país.
Mientras las autoridades buscan a los 400 feligreses restantes para hacerles las pruebas pertinentes, este jueves ordenaron cerrar edificios públicos y retrasar al 9 de marzo el inicio del semestre en sus 341 guarderías y 459 escuelas. El alcalde de Daegu, Kwon Young-jin, ordenó a todo el mundo quedarse en sus casas por el riesgo de contagio y, de inmediato, se desató el pánico. Según muestran las imágenes emitidas por televisión, por sus calles vacías solo se veían operarios con trajes especiales de protección desinfectando los edificios y quienes se atrevían a salir para comprar máscaras y productos de limpieza en las tiendas que quedaban abiertas.
Debido a la alarma generada, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, habló media hora por teléfono con su homólogo de China, Xi Jinping, para compartir información sobre el coronavirus y coordinar esfuerzos.
Japón
Japón también se encuentra en máxima alerta mientras sigue el polémico desembarco del crucero Diamond Princess tras el fin de su cuarentena por coronavirus. Según informaba este jueves la televisión pública NHK, han muerto dos de sus pasajeros, un hombre y una mujer de unos 80 años que habían sido evacuados del barco los días 11 y 11 tras diagnosticársele la enfermedad. Con ambos, son ya tres los fallecidos por la epidemia en Japón, que presenta el mayor número de contagiados después de China, donde se originó en diciembre en la ciudad de Wuhan. De sus más de 700 casos, 621 han sido detectados en el crucero, que el día 4 fue puesto en cuarentena en el puerto de Yokohama tras descubrirse que tenía el coronavirus otro pasajero que había viajado a bordo hacía dos semanas, un hombre de Hong Kong de 80 años. Como la enfermedad suele incubarse en un periodo de 14 días, las autoridades niponas decidieron inmovilizar la embarcación con sus 3.700 ocupantes dentro por si ese infectado había contagiado a la tripulación y esta, a su vez, a los nuevos pasajeros. Una decisión que algunos expertos han criticado por el riesgo que supone confinar a tanta gente en un espacio tan reducido, con muchos camarotes de solo 16 metros cuadrados y sin ventanas para familias de cuatro personas.
Aunque la epidemia sigue propagándose con 75.000 contagiados y más de 2.120 fallecidos en China, al menos ha bajado el número de enfermos hospitalizados en los dos últimos días. Con una reducción de unos 1.800 pacientes en total, aún quedan más de 56.000 pacientes en China, de los que casi 12.000 están graves. Además, se hallan en observación cerca de 5.000 casos sospechosos y ya se han curado más de 16.000 enfermos. Aunque algunos expertos ponen en entredicho las cifras oficiales de China, los últimos datos positivos alimentan la esperanza de que la enfermedad empiece a remitir si sigue esta tendencia. Pero las dos próximas semanas son muy peligrosas porque cientos de millones de chinos volverán a sus trabajos y podría haber un rebrote.
