Salvamento Marítimo ha confirmado a este diario los tres primeros casos positivos de coronavirus en tripulantes «en periodo de descanso» que venían de prestar servicio en sus embarcaciones llamadas «salvamar», las más rápidas, las que más participan en las emergencias y auxilio de inmigrantes. Subrayan a preguntas de ABC que no hay infecciones «entre los que están embarcados en estos momentos» dentro del inmenso despliegue que esta sociedad, dependiente del Ministerio de Transportes, mantiene en aguas españolas de forma permanente y ahora como actividad esencial reconocida por el Gobierno dentro de la actual crisis sanitaria. Pero la agencia Efe informaba ayer de que toda una tripulación, la del buque polivalente «Clara Campoamor», desplegado al oeste del Estrecho, está confinada a bordo hace un mes.
Para minimizar riesgos, esta institución que no puede quedarse nunca amarrada a puerto ha adoptado medidas que están requiriendo un gran esfuerzo de su personal, muy especializada, como ampliar su periodo de trabajo para que las tripulaciones interactúen lo menos posible de unos turnos a otros. Esto es: «Las tripulaciones que estaban un mes embarcados y un mes de descanso pasan a dos meses embarcados y dos meses de descanso». En las salvamares, ninguna presencia en la unidad a menos que sea necesario. Toda la tripulación completa releva el mismo día y a la misma hora. Y al desembarcar, informan, «deberán dejar la unidad desinfectada».
Con los inmigrantes
Hay ámbitos donde es difícil observar medidas como las de «distancia social» impuestas para esquivar la pandemia. Se ha hablado mucho de las cárceles o de los centros de internamiento de extranjeros, donde los metros cuadrados son limitados, pero la dificultad tampoco es pequeña en estos medios a flote. Más cuando hay operaciones de rescate que requieren directamente del contacto cuerpo a cuerpo entre los profesionales y quienes son socorridos. Aunque para esto último ya se implantó -explican- un protocolo «hace varios años para evitar posibles contagios procedentes del áfrica subsahariana».
A todos los inmigrantes se les realiza una toma de temperatura a su llegada a tierra, pero como parte de las medidas de precaución, se ha dotado a los barcos de un «termómetro de infrarrojos a distancia» para utilizar en caso de que se observe algún síntoma, y con objeto de informar «a las autoridades receptoras en el puerto de llegada». Precisamente ayer, el sindicato de Policía Jupol pedía a la Comisaría General de Extranjería en Las Palmas de Gran Canarias -la ruta más migratoria más activa hace meses-reglas para los agentes que actúan con quienes llegan en las pateras «hasta que se compruebe» que no están contagiados por el Covid.19. En el archipiélago hay desplegadas 9 salvamares, una guardamar de 32 metros de eslora, un remolcador, un avión CN-235 y 2 helicópteros.
Queda la duda de si las tripulaciones han recurrido a ese termómetro de emergencia alguna vez en estas semanas o con más frecuencia que antes. Pero no es fácil saber mucho más allá en el caso de Salvamento Marítimo. Tras la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa y la creación en verano de 2018 de un Mando Único Operativo dirigido por un general de la Guardia Civil para coordinar la inmigración en el Estrecho, la comunicación con este organismo de rescate se realiza casi exclusivamente por escrito. Se les dirigen las preguntas por mail y a esperar las respuestas. No hay opción a aclarar nada sobre la marcha, sólo es posible si se está dispuesto a aguardar la contestación un día. O varios, nunca se sabe. El descenso en transparencia -también dejaron de publicar en redes los rescates- coincidió con una activación sin precedentes de Marruecos como agente de salvamento en el Mediterráneo que continúa. Según los números que publica Rabat, ya socorren más pateras que el propio Salvamento Marítimo.
Presencia
En todo caso, su presencia en esta zona sigue siendo importante: 13 salvamares en el Mediterráneo sur, 18 en Levante; 2 helicópteros y dos helicópteros y un avión respectivamente, más guardamares y remolcadores. Con motivo de la «situación excepcional», tanto para esta flota, como para la de Canarias, se ha decretado «reducción de ejercicios, vigilancias y mantenimientos», se formalizan contratos dirigidos a «aumentar el stock de Epis (equipos de protección individual contra el Codvid-19), aparte se han cancelado todos los trabajos de subcontratas no imprescindibles y existe -dice Salvamento- «cuarentena del servicio de distribución y paquetería». Lo que de primeras parece alarmante. Pero la institución no ha facilitado nada más.
