Sánchez ampara la agresión de Garzón al Rey en plena crisis institucional, económica y sanitaria
El silencio de Pedro Sánchez sobre el doble ataque del vicepresidente Pablo Iglesias y el ministro Alberto Garzón al Rey Felipe VI significa que Sánchez ampara semejante agresión al Jefe del Estado. Mientras, su vicepresidenta Carmen Calvo pide ‘a todos que se tranquilicen’ en medio de esta crisis institucional creada por el Gobierno tras impedir al Rey viajar a Cataluña. Motivos por los que el líder del PP y la Oposición, Pablo Casado, ha pedido el cese de Garzón y anunciado la reprobación de Iglesias en el Congreso.
Y todo ello cuando la crisis sanitaria aumenta por la tensión creada por el ministro de Sanidad, Illa, frente al Gobierno de Madrid, al que pide el cierre de la ciudad, tras cambiar en solo 24 horas los parámetros que marcan el nivel de los contagios pasando de las 1.000 personas contagiadas cada 100.000 habitantes a solo 500, lo que supone medidas extremas para otras muchas ciudades y regiones del país, y no solo para Madrid.
Y también cuando las arcas del Estado parecen exhaustas y el Gobierno se apresta a pedir las ayudas de la UE a los ERTE sin descartar la petición oficial del rescate de España a los fondos MEDE de la Comisión Europea.
De ahí la triple crisis económica, sanitaria e institucional en marcha cuando seguimos sin conocer los motivos por los que el Gobierno vetó la presencia del Rey Felipe VI en la Escuela Judicial de Barcelona. Y la incertidumbre de lo que puede ocurrir en los próximos días y meses en los que el Gobierno sigue negociando los PGE con ERC y Bildu.
La situación española es de la mayor gravedad porque cuando un ministro del Gobierno de España, como el titular de la cartera de Consumo, Alberto Garzón, lanza un ataque injurioso contra el Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, sin el conocimiento ni la autorización del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, solo caben dos opciones: o el Presidente cesa de inmediato a Garzón; o el Presidente del Gobierno ampara y se une al ataque al Rey.
Que es muy probablemente lo que ocurrirá porque el cese de Garzón puede provocar la dimisión del vicepresidente Iglesias y los ministros de Podemos, Yolanda Díaz, Irene Montero y Manuel Castells abriendo en canal el poder Ejecutivo que preside Sánchez y sin posibilidad alguna de aprobar los PGE del Estado en plena crisis económica y sanitaria nacional.
Ante esta grave situación no cabe ambigüedad alguna ni quitar importancia a unos hechos diciendo como dice Calvo que ‘todos se han de tranquilizar’, hechos, que además podrían ser injuriosos, una vez que el ministro Garzón ha lanzado por su cuenta y a los cuatro vientos el siguiente mensaje:
‘La posición de una monarquía hereditaria que maniobra contra el Gobierno democráticamente elegido, incumpliendo de ese modo la constitución que impone su neutralidad, mientras es aplaudida por la extrema derecha es sencillamente insostenible’.
Lo único insostenible, tras lo ocurrido, es la presencia de Garzón en el seno del Consejo de Ministros por numerosos motivos y empezando por su clara deslealtad al Presidente del Gobierno y por su ataque y descalificación con injuria y falsedad al Jefe del Estado y Rey de España Felipe VI.
Y todo ello tras el público compromiso de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados de prometer al Presidente Sánchez ‘lealtad en las cuestiones de Estado’.
Un Iglesias que tras el agresivo tuit lanzado contra el monarca por Garzón se sumó a ‘la fiesta’ de manera más matizada aunque reincidente escribiendo:
‘Respeto institucional significa neutralidad política de la jefatura del Estado, renovación de los órganos judiciales en tiempo y forma, actuaciones de la fuerza pública proporcionales. Art.1.2CE: La soberanía reside en el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado’.
Respeto institucional es otra cosa muy distinta a lo que escribe Iglesias y es: no prohibir al Jefe del Estado que visite Cataluña ni impedirle que hable por teléfono con el Presidente del Poder Judicial, porque ambas funciones están inmersas en las prerrogativas constitucionales del Rey y en sus Derechos Fundamentales personales de libertad de movimiento y de expresión.
De la misma manera que es obligación del Presidente del Gobierno explicar ante la opinión pública y el Parlamento los motivos por los que prohibió el viaje del Rey a Cataluña para asistir en la Escuela Judicial a la entrega de despachos a la última promoción de jueces.
Pero el Presidente Sánchez se ha convertido en un rehén de Iglesias que es quien manda y lleva la iniciativa en el Gobierno de España, negocia con ERC los PGE, ha impuesto los indultos a los golpistas y controla la estrategia de la política económica, fiscal y laboral del Gobierno.
El ataque frontal del ministro Garzón al Jefe del Estado -algo nunca visto en una democracia europea- constituye un hito infranqueable que Sánchez no puede ignorar ni perdonar, y que ha provocado estupor en las instituciones y en los principales Gobiernos de la UE. Y que hasta ahora ha ocultado de una escandalosa manera (esperemos que hoy diga algo) el diario El País.
Así como en el mundo económico y financiero nacional e internacional dado que este incidente sumado al descontrol creciente de la crisis sanitaria, da fe de una gran crisis institucional y de inestabilidad política en España.
Y pone en riesgo las ayudas financieras de la UE en un momento de casi quiebra financiera del Estado y cuando se espera de aquí a final de año el hundimiento y cierre de cientos de miles de autónomos y empresas y más millones de parados, cuyo gasto público se sumará a la ya muy incierta contabilidad de las de la caja de las pensiones y de la Seguridad Social.
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