Estos días me acuerdo de Piotr Chaadáyev, un intelectual ruso del siglo XIX que fue también uno de los primeros críticos con el ensimismamiento eslavo del reino de los zares. Es sobre todo conocido por las ‘Cartas filosóficas’, en las que formuló una crítica implacable de la querencia autárquica de su país, desde un patriotismo digamos ilustrado, el de quien había viajado por el mundo y quería que llegase el progreso de otras potencias europeas a su tierra. Su fama también se debe a que Chaadáyev es el primer disidente al que se declaró ‘clínicamente loco’ en 1836, por orden de Nicolás I.
Con él nace esa tradición tan rusa como la matrioska que considera la disidencia una enfermedad mental....
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