Presidente del empleo
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López Obrador es el presidente de los empleos precarios, mal pagados, sin seguridad social.
Es posible que usted no hubiera nacido cuando el título fue un eslogan político. Calderón fue presidente de México hace 15 años. Si los niños de esa edad son como los míos, no leen las columnas de opinión, pero si lo hicieran, es muy posible que no recuerden esa campaña. Así fue como el presidente Felipe Calderón nos convenció a un poco más de la mitad de los mexicanos de votar por él. En realidad, no fue el presidente del empleo. Fue el presidente de la gran recesión global, la epidemia de la gripe aviar AH1N1, y la lucha contra el narcotráfico. Pero esa es otra historia.
Hace pocos días en una mesa me llamaban a la “honestidad intelectual”, así, entre comillas, porque decir eso es implicar que el interlocutor es deshonesto, diciendo que el gobierno actual ha sido bueno para el empleo y para la clase trabajadora. Difiero. Creo que, a pesar del escándalo de algunos de mis colegas, el empleo en México se ha hecho más precario.
Primero, porque al subir los salarios mínimos, pero mantener intactas las tablas de ISR asalariado, lo que hicieron fue mover a muchos trabajadores hacia arriba en ese gravamen. Necesitamos más datos, cosa que no pasaba en los gobiernos recientes. Elevaron el salario mínimo y dejaron casi intacta, en pesos, la escalera, y están cobrando más ISR por esa razón. Ha crecido el empleo, pero con salarios menores a 2 SM. La tasa de desocupación se ha reducido, con empleos informales y mal pagados. Como bien lo documentó el Imco hace ya un lustro aproximadamente, en México se paga un porcentaje de ISR asalariado que no corresponde con la realidad regional. Ese impuesto, al no tener casi deducciones, es un impuesto a la actividad empresarial. Es una falacia que en México los impuestos son bajos, especialmente si contratas trabajadores con salarios altos.
Segundo: la informalidad como porcentaje de la población de 15 años o más se ha reducido, pero la informalidad como porcentaje de la población económicamente activa ha aumentado hasta máximos históricos, si se le compara con la última década. No hay que olvidar que fue hasta que Eduardo Sojo, como presidente del Inegi, hizo visible la cifra de informalidad laboral mediante un cálculo preciso de los trabajadores por cuenta propia, que supimos realmente la dimensión del fenómeno. De eso, hace década y media; no hay tanta información histórica. La tasa de informalidad laboral, que mide el porcentaje de la población en edad de trabajar que está en el sector informal, marcó 55.7 por ciento de la población de 15 años o más en el segundo trimestre de 2022, desde máximos históricos (2009, la gran recesión), donde era 59.8 por ciento. La gente joven no quiere trabajar en un país que en este momento les regala recursos para no hacerlo. Por otra parte, el porcentaje de los trabajadores en el sector informal registró 28.6 por ciento; el máximo histórico fue en 2012 3T, 29.2 por ciento. Sí, más empleos, pero en el tianguis. Por cierto, a propósito de esto, el SAT está prácticamente cerrado para quien quiere abrir una nueva sociedad mercantil. La cuarta transformación no quiere más empresas.
Tercero: si antes la posibilidad de tener un seguro médico público dependía de manera insana de nuestro estatus en el mercado laboral, ahora la situación está peor que nunca porque todos los trabajadores privados, formales e informales, dependemos de los servicios que nos puede dar el IMSS, gracias al desmantelamiento del Seguro Popular y el Insabi.
Cuarto: otros indicadores como el consumo pueden darnos luces de lo mal que está el poder adquisitivo. Con la inflación alimentaria que experimenta el país, la inflación es quizás el peor impuesto para las familias mexicanas que dependen de un salario.
AMLO es el presidente de los empleos precarios, mal pagados, sin seguridad social. AMLO es el presidente que le quitó apoyos a las madres que trabajaban, mandaban a sus hijos a la escuela y los llevaban a revisiones médicas, y se lo dio a jóvenes con una probabilidad alta de votar por él, sin ningún condicionamiento. AMLO dice apoyar a los jóvenes que construyen el futuro, quienes no están construyendo nada porque no hay empresas nuevas, y contratar trabajadores o subir sueldos es un suicidio. Esta columna no está en el negocio de alabar la política pública de ningún gobierno. Si alguien de mi profesión está en esa actividad, qué bueno; pero el mercado laboral no es el lugar para hacerlo. Demasiados claroscuros.