Con las manos vacías

Sudáfrica ganó el partido y Nueva Zelanda el Rugby Championship. Triunfo de los Springboks en una batalla física plagada de errores e indisciplinas. Cómo sucedió en Avellaneda, Los Pumas estuvieron cerca pero no lo pudieron definir. Sudáfrica 38 – Argentina 21. Fue un partido deslucido, cortado, indisciplinado. Feo, muy feo. No se puede esperar rugby champagne cuando juega Sudáfrica pero, generalmente, da gusto ver su disciplina táctica y la solidez para ejecutar ese plan que conoce a la perfección, sin lujos pero con una enorme estatura rugbística. Hoy, con la presión de ganar y marcar puntos para superar a Nueva […]

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Sudáfrica ganó el partido y Nueva Zelanda el Rugby Championship. Triunfo de los Springboks en una batalla física plagada de errores e indisciplinas. Cómo sucedió en Avellaneda, Los Pumas estuvieron cerca pero no lo pudieron definir. Sudáfrica 38 – Argentina 21.

Try de Kolisi. Foto: Getty

Fue un partido deslucido, cortado, indisciplinado. Feo, muy feo. No se puede esperar rugby champagne cuando juega Sudáfrica pero, generalmente, da gusto ver su disciplina táctica y la solidez para ejecutar ese plan que conoce a la perfección, sin lujos pero con una enorme estatura rugbística. Hoy, con la presión de ganar y marcar puntos para superar a Nueva Zelanda en la tabla de posiciones, se evidenció que la falta de variantes , tarde o temprano, se paga. Le costó el tan deseado título de campeón.

Por supuesto que no fue un buen partido de Los Pumas, pero se pueden destacar dos méritos del equipo argentino: dentro de las dificultades cumplió un plan y, además, aguantó el tremendo rigor físico que impusieron los Springboks en el Kings Park de Durban. El velo de la indisciplina cubre todo, cuesta encontrar virtudes en un equipo que cometió 22 penales y recibió 4 amarillas, pero Los Pumas salieron a jugar el partido que planteó su rival y, aunque parezca una contradicción ese fue el plan. Conscientes de que no podían imponer su propio juego, la misión fue contrarrestar el plan sudafricano y, en varios pasajes del partido, lo lograron. Para eso mostraron, al menos en el primer tiempo, una mejora en la defensa del maul y se inmolaron en el combate físico. Fue intimidante la aspereza que impuso Sudáfrica. No es algo novedoso, pero ese rigor físico hoy pareció mas intenso que nunca. Así fue en la primera mitad y Los Pumas lo aguantaron con coraje y decisión, bancando la defensa aún a centímetros del ingoal. Pablo Matera y Eduardo Bello, lesionados antes de los 40′, fueron una muestra de la intensidad del combate.

Los penales

8 penales a los 20′, 10 a los 25′, 12 a los 27′, 22 en los 80′. 4 amonestados, 2 en el primer tiempo y 2 en el segundo. Es difícil sostener un test con tanta indisciplina y el partido no terminó en goleada solo porque en el segundo tiempo Sudáfrica también entró en el vértigo penalero. Hay que distinguir entre los penales infantiles, los producidos por la enorme presión que impusieron los Springboks en la primera mitad y los derivados de la mirada excesivamente fina (y sesgada) del australiano Damon Murphy. Los primeros son inadmisibles en este nivel, los segundos demuestran la superioridad de un equipo sobre otro y los terceros se deben discutir en los escritorios, no en la cancha. En ese escenario, fue llamativo el marcador en cero hasta los 18′ y el parcial de 7 – 17. Una de las razones está en la floja actuación de Frans Steyn que desaprovechaba con errores múltiples la diferencia en el juego que generaba su pack de fowards. En la última jugada del primer tiempo, luego de un line defectuoso de los Springboks y una buena patada táctica de Santiago Carreras, llegó el primer try de Los Pumas, apoyado por Gonzalo Bertranou y convertido por Emiliano Boffelli, quien volvió a mostrar su evolución en las patadas a los palos.

El transcurrir del tiempo jugaba a favor de Argentina y cargaba de presión a Sudáfrica, y esa influencia se evidenció en la segunda etapa. Los Pumas consiguieron dominar con el simple recurso de jugar un par de fases y poner la bomba en campo rival. Las buenas recepciones de Boffelli completaban la fórmula. A los 7′ llegó el try de Juan Martín González, que dejó parado en una baldosa a Willy le Roux, pero los Springboks ampliaron la diferencia a los 14 con un try penal , luego de un line y maul, que dejó nuevamente a Los Pumas con uno menos por amarilla a de la Fuente. Cuando parecía que se venía una cómoda victoria, aparecieron los nervios ( y los penales y las amarillas) en el equipo local. Eben Etzebeth y Faf de Klerk afuera. Springboks con 13, Los Pumas con 14 y llegó el try de Matías Moroni para poner el resultado 24 – 21 a los 28′. Ahora parecía posible un triunfo impensado pocos minutos antes, pero ocurrió algo similar a lo acontecido siete días atrás en Avellaneda, otro golpe de timón en el partido. Con el resultado a tiro, Los Pumas bajaron la intensidad y un nuevo penal generó otra secuencia de line-maul-try penal. La conquista animó a los sudafricanos, ahora comandados por la formidable potencia de Damian de Allende y, sobre la hora, Kurt-Lee Arendse puso la chapa definitiva del marcador.

Los dos equipos se fueron con las manos vacías. Para Sudáfrica fue un triunfo agridulce que se celebró mas en Nueva Zelanda que en Durban. Para Los Pumas, la tercera derrota consecutiva en un torneo que había despegado con desempeños y resultados mas auspiciosos.

Gran try de González. Foto: UAR / Gaspafotos

Fin para un Rugby Championship diferente a todos los anteriores. La irregularidad fue la regla y, dentro de esa inconsistencia, los All Blacks, que hace un mes vivían una crisis que casi los deja sin entrenador, se quedaron con el título. Para Argentina llega la hora del primer balance del ciclo Cheika. Los Pumas consiguieron dos triunfos muy importantes y dieron algunas señales positivas en la actitud y la planificación de los partidos pero, por supuesto, queda mucho por corregir. Tarea para el entrenador australiano, el staff y los jugadores, que en noviembre se verán las caras nuevamente.

Daniel Dionisi

Síntesis

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