Rosa Montero llega a Toledo para recoger el 'Alice Guy' y hablar de salud mental
Hablar con Rosa Montero (Madrid, 1951) es recuperar a una autora que nunca ha dejado de escribir y de crear personajes inolvidables. Unas 18 novelas, cientos de artículos, miles de historias, algunas todavía solamente existen en su cabeza. Esta periodista, autora de algunas de las mejores novelas del posfranquismo y de entrevistas memorables, llega este sábado a Toledo para recoger el premio Alice Guy que le ha concedido este año el Festival del Cine y la Palabra (CiBRA). Hablamos con ella de su último libro, 'El peligro de estar cuerda', una obra muy personal en la que explora las relaciones entre la inestabilidad mental y la literatura, en la que ha estado investigando más de tres años. Sus primeras palabras son para agradecer el galardón. «Estoy encantada. Estuve en el festival CiBRA hace unos años, justo antes de la pandemia y me encantó. Me pareció un certamen muy vital y muy eléctrico . Que el premio se llame 'Alice Guy', me encanta . Estoy agradecida con todos los que han hecho posible este reconocimiento», repite la autora, que llegará a la capital regional este sábado con su última obra, en la que defiende la diferencia. «La normalidad no existe. No es más que una media estadística. Lo normal es ser raro, algunos más, otros menos«, afirma la escritora. - 'El peligro de estar cuerda', ¿es un ensayo, es literatura? - Es una gran pregunta que además me la hacen muchos libreros porque no saben dónde colocar mi libro. En la mesa de ficción o no ficción. Yo les digo que lo coloquen en novedades. Normalmente escribo literatura, pero tengo ya tres libros como éste: 'La loca de la casa', que pese al título no habla de locura, sino de imaginación, que es como llamaba Santa Teresa de Jesús a la imaginación, y 'La ridícula idea de no volverte a ver'. A estas tres obras las llamo artefactos literarios porque son completamente atípicos, mestizos, híbridos, compuestos por cosas divergentes que son una especie de ensayo, pero no lo son; son en parte una autobiografía, pero una autobiografía poco fiable. Son en parte autobiografías de otros autores, de otros artistas, pero nada convencional. Y en parte es ficción. Está todo mezclado. Es un artefacto literario. - En este libro usted habla de salud mental, de creatividad y de soledad. - No hablo de soledad. Lo que digo es que la locura, el trastorno mental es una ruptura de la narración común. Es salirte realmente del género humano. La enfermedad mental te engaña y te hace creer que solo a ti te está pasando. Crees que eres la única persona del universo que en algún momento de la historia de la humanidad se ha sentido así. Entonces ahí te pone en contacto con la soledad psíquica y es verdaderamente aterradora. Es inefable, inexplicable e indecible porque te sientes que has salido de la especie humana. A quién se lo vas a contar, si de repente eres la única marciana que existe sobre la tierra. Esa soledad no tiene nada que ver con la soledad que todo el mundo conoce. Y si no has estado ahí, no sabes lo que es de verdad, pues eso es la esencia del dolor psíquico de lo que llamamos locura. Y a esa soledad es a la que me refiero. Intento explicar que lo que llamamos locura es esa soledad inhumana. Desde siempre se ha hablado de una relación entre trastorno mental y creatividad. En este libro llegó a la conclusión de que somos primos hermanos, pero que no es lo mismo. Nada tiene que ver. - En su última obra también hace una indagación periodística, dejando de lado su yo. ¿Cómo se pueden conciliar ambas cosas? - Creo que no hago ninguna indagación periodística. Creo que hago un ensayo y es un libro, que como he dicho antes, tiene una parte de ensayo y lo que hago es que cuando quieres saber algo sobre un tema, como es creación y locura, pues te das cuenta que tiene varias patas. Unos son los expertos porque me gusta mucho la ciencia y he leído a muchos neurólogos, médicos, psicólogos, psicoanalistas y psiquiatras. Otra pata es ver lo que otros creadores han pensado y han reflexionado sobre estos temas. Luego está la propia introspección, que es una vía de conocimiento no válida para la condición humana. Para que sea válido de verdad, necesitas ser muy radical. Es decir, implacable en ese análisis sobre ti misma. Entonces, debes analizarte como si fueras un escarabajo y un entomólogo que estudia ese animal. Y yo he sido eso. Mi propio estudio. - Ha escrito en este libro que la existencia y la vida no tienen sentido. ¿Es así? - Es así como yo lo creo. No soy creyente y creo que efectivamente no tiene ningún sentido. ¿Qué quieres que te diga?. Sin embargo también escribo para perderme el miedo a la muerte. Es por lo que escribo mis obras. Para darle a este sinsentido que es la vida, algún sentido, aunque sepa que no es verdad. En este libro llegó a cierto acuerdo. Creo que vivimos porque estamos hechos para vivir. Porque la vida está hecha para vivir y eso me basta. - ¿Cree que muchas personas se pueden reconocer en este libro? - No solo lo considero, sino que ha sido una sorpresa increíble ver la repercusión que está teniendo este libro, de todos los que he escrito en mi vida. Mucha gente me dice, me escribe que se han visto reconocidos, que se han visto abrazados por esta obra. Que han dejado de considerarse bichos raros. La verdad que está siendo muy emocionante lo que esta pasando. - El libro aborda temas tabús, como es la salud mental. Está recibiendo muchos comentarios de sus lectores. ¿Qué le dicen? - He recibido comentarios súper divertidos. Por ejemplo, algunos llegaron a la Feria del Libro y me contaron algunas rarezas. Me dijo una que ella chupaba baterías cuando era pequeña. Cosas así. Que son divertidas y geniales. También hay situaciones conmovedoras. Te diré que varias veces he llorado con el lector o lectora porque me han hablado de cosas muy íntimas y hermosas. La navegación de este libro está siendo muy hermosa e inolvidable. - ¿Cree que ser artista le hace más proclive a padecer un desequilibrio mental? Sí. Hay muchas estadísticas que lo demuestran. He llegado a la conclusión que no somos lo mismo. Que somos primeros hermanos y que tenemos la cabeza cableada. Tanto las personas con trastorno mental, como los que nos dedicamos a cosas creativas. Mi teoría es que la gente, como por ejemplo los lectores apasionados, aquellos que necesitan leer para vivir, tenemos la cabeza cableada distinta. La mayoría de la población está predispuesta a un desequilibrio mental. Pero no hay que dramatizar. Es cierto que te predispone, según las estadísticas, pero tampoco hay que dramatizar porque hay otras profesiones que por ejemplo llegan al suicidio más que la media y nadie considera que sea una profesión atormentada, como por ejemplo los médicos, que se suicidan más. - En su libro también habla del suicidio. ¿Cree que son decisiones voluntarias y reflexionadas? - No. Lo que digo en el libro es que hay un tipo de suicidio que tomas de forma racional porque te acaban de diagnosticar una enfermedad irreversible, degenerativa y cosas así. Entonces, el suicidio es una salida digna y una opción del ser humano. Pero esos suicidios son mínimos. Creo que la inmensa mayoría de los suicidios, que llamamos suicidios desesperados, el suicida no se quiere matar. Lo que ocurre es que de repente pierde los mecanismos, las armas, la capacidad para vivir. Y esa pérdida es momentánea. Para llegar al suicidio tiene que haber un montón de circunstancias que tienen que juntarse. Pero si esperas un día más, lo más probable es que cambien esas situaciones. En realidad la inmensa mayoría de los suicidas no quieren matarse.