Homosexuales, hijabs, sueños de revolución femenina y pasión futbolera
| Qatar 2022, cuenta regresiva
Que Qatar es más que un país incómodo para alojar Mundial de fútbol, es algo que sabemos por la insistencia, a veces distorsionada, de los medios primermundistas de pronto espantados -en Rusia 2018 apenas molestó- por la prohibición de la homosexualidad y por el trato dado a las personas migrantes que participaron de la construcción de infraestructura necesaria para el evento. Pero a la vez, podría ser oportunidad para acercar conflictos con implicancias geopolíticas en Medio Oriente y no quedarse, como pide la FIFA, con los ojos y la atención sólo en la pelota.