De villano para el Real Madrid a inesperado héroe en Qatar
El aficionado más veterano del Barça guarda en su recuerdo el nombre de Evaristo Macedo como el histórico jugador que hizo caer por primera vez al Real Madrid en la Copa de Europa. El Camp Nou fue testigo, la noche del 23 de noviembre de 1960, de cómo el delantero brasileño conseguía marcar tras cabecear en plancha un balón enviado por Olivella que llegaba en las postrimerías del encuentro. Tras 15 eliminatorias ganadas y cinco Copas de Europa en sus vitrinas, era impensable que el equipo merengue fuera eliminado en octavos del torneo de clubes más importante del Viejo Continente. El Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento era apartado de su ansiado sexto título europeo consecutivo de forma prematura y polémica (aquella noche fueron cuatro los goles madridistas que el árbitro británico Mr. Leafe anuló) y la estrella carioca firmaba uno de los goles más importantes de su carrera.
Tras un discreto paso por el Real Madrid donde, a pesar de conseguir dos títulos ligueros no llegó a marcar más de cinco goles por culpa de una lesión de rodilla, Evaristo regresó a Brasil y apuró su última temporada en el Flamengo. Tras colgar las botas, inició su etapa como entrenador desempeñando su labor en los terrenos de juego durante más de dos décadas. Fue desde el banquillo del Santa Cruz FC donde Evaristo recibió una oferta que le cambió la vida. La comitiva brasileña había viajado a Oriente Medio para disputar dos partidos amistosos ante la Selección absoluta de Qatar. Fue tal la repercusión de la visita y causó tan buena impresión el ‘staff’ del club que el gobierno del Emir Jalifa bin Hamd Al Thani le ofreció a Evaristo un sustancioso contrato para que se hiciera cargo de todas las áreas del fútbol nacional. Los resultados positivos no tardaron en llegar.
Tras la final del Mundial juvenil Sub-20 celebrado en Australia en 1981, los jugadores de la selección dirigida por Evaristo fueron recibidos como héroes y condecorados por el gobierno. Muchos expertos consideran que el meritorio subcampeonato logrado fue el primer paso de un largo camino de expansión económica y deportiva que culminó con la asignación de Qatar por parte de la FIFA para acoger el Mundial 2022, el torneo con más inversión de la historia.