Los saldos del neoliberalismo
Wendy Brown, En las ruinas del neoliberalismo. El ascenso de las pol?ticas antidemocr?ticas en Occidente (Tinta Lim?n, 2020), y Claudio Lomnitz, El tejido social rasgado (ERA, 2022), realizan dos acercamientos sugerentes y complementarios respecto de las consecuencias de las pol?ticas neoliberales en la conformaci?n de las sociedades contempor?neas, en la reconfiguraci?n del Estado y en el nihilismo pol?tico, aqu?lla para los pa?ses desarrollados y ?ste para M?xico. Con distintos acentos, una y otro consideran la tentativa neoliberal frustrada, fuera porque no concret? el orden moral que respaldar?a al libre mercado ?creaciones espont?neas de una racionalidad oculta de acuerdo con la teorizaci?n de Friedrich von Hayek (Brown)? o debido a que el Estado de derecho alentado por la modernizaci?n neoliberal no pas? de ser una ?nsula en el oc?ano de la ilegalidad que dio lugar a un neoestado sustentado en ella (Lomnitz).Brown sostiene que el neoliberalismo busc? desmantelar la sociedad, clausurar lo p?blico y extirpar la justicia social en tanto pol?tica y fin ?tico, pues para ?ste ?nicamente existen individuos libres y responsables, adem?s de familias bien constituidas, que toman decisiones racionales optimizando sus oportunidades, sin prever que de los escombros sociales surgieran los tribalismos de hoy y las pol?ticas de resentimiento (como las llama Fukuyama), ni tampoco ?registra el nihilismo intensificado que desaf?a la verdad y transforma la moral tradicional en armas de batalla pol?tica?. M?s optimista, Lomnitz apunta que el neoliberalismo trat? de crear un entramado institucional moderno en el pa?s ?donde el derecho estuviera por encima de los pactos extralegales de los gobiernos posrevolucionarios? que reconociera libertades y derechos, y diera certeza jur?dica a los agentes econ?micos y a los mercados. Los actores de esta sociedad tribalizada son, en las respectivas escenas, los ?nacionalistas blancos, libertaristas, antigobierno, fascistas, conectados entre s? v?a internet?, resentidos por la p?rdida del privilegio que ?la blanquitud, el cristianismo y la masculinidad garantizaban a aqu?llos que de otra forma no eran nadie?. Y, en el imperio de las econom?as il?citas, los miembros de las bandas, los sicarios, los halcones y las polic?as, corrompidas por el crimen y ?extra?adas? por un Estado que no las concibe como suyas.De acuerdo con Lomnitz, la revoluci?n neoliberal en el pa?s aconteci? en dos momentos: el modernizador, apuntalado en la econom?a legal, ?cuando se cre? un espacio econ?mico que deb?a regirse por una serie de criterios de transparencia y legalidad, los cuales pod?an ser medidos y ser valorados internamente, sino tambi?n desde fuera de M?xico?; y la involuci?n, ?que pas? de estar alineado con los intereses de la econom?a formal transnacionalizada? a los intereses de las econom?as informales, incluidos los de las econom?as il?citas?. Si bien el antrop?logo asume que ambos segmentos econ?micos coexistieron en la posrevoluci?n, apunta que el balance se invirti? en la autonombrada Cuarta Transformaci?n. Sin duda, mucho podr? cargarse al saldo de ?sta, lo que no es ?bice para soslayar que la penetraci?n del crimen organizado en los circuitos financieros ocurri? justamente cuando se form? la ??nsula de los derechos?, acompa??ndose del despojo de comunidades enteras, del traslado masivo e ilegal de fondos p?blicos a las arcas privadas (fobaproa) y de cr?menes pol?ticos todav?a irresueltos.El neoliberalismo ?asume Lomnitz? derruy? el armaz?n antiguo sin afianzar el sustituto pariendo un Estado que ?todav?a no sabe contarse a s? mismo?, velado por una guerra que le parece al antrop?logo una coartada de aqu?l para encubrirse, subterfugio un tanto ingenuo ante los posibles medio mill?n de muertos, 100 mil desaparecidos y 400 mil desplazados de la ?noguerra?. Este neoestado multiplic? la soberan?a en dem?rito de la administraci?n y de la justicia. M?s bien ?dir?a? la fragment? al grado de que el crimen organizado detenta una soberan?a de facto o gobernanza criminal en sus dominios, apropi?ndose de tres funciones sustantivas del Estado moderno: la fiscalidad (?derecho de piso?), la seguridad ciudadana (protecci?n contra otras bandas, monopolio de la violencia, en este caso ilegal, pero a la vez consentida por el ente estatal y la sociedad) y el control territorial.No obstante, la hegemon?a del capital global, la maximizaci?n de la ganancia y la desregulaci?n financiera pr?cticamente permanecen inc?lumes. En ese sentido, para nada menor, el neoliberalismo ha sido tremendamente exitoso y no parece estar ?en ruinas? ?como sostiene Brown? pese a que los neoliberales originarios, deseosos de separar la pol?tica de los mercados y de despolitizar al Estado hasta convertirlo en pura administraci?n, ?hubieran detestado por igual al capitalismo clientelar y al poder olig?rquico internacional engendrado por las finanzas que manejan los hilos de los Estados hoy en d?a?. Pero aquellos intelectuales detestaban todav?a m?s a los sindicatos, al socialismo, las regulaciones econ?micas y a todo poder social que interfiriera los mercados. Incluso la democracia ser?a sacrificable en aras de resguardarlos. Si nos atenemos a la experiencia, ?cuatro d?cadas de racionalidad neoliberal han resultado en una cultura pol?tica profundamente antidemocr?tica?. Y, no en pocos rubros, el crimen organizado ha sido bastante funcional a la expansi?n del capital global en el territorio mexicano, exhibiendo la porosa frontera en la que conviven la econom?a formal y la econom?a ilegal, tan transnacionalizada ?y en ocasiones tan opaca? la una como la otra.AQ