Janneth Morales le perdió el miedo a la motoguadaña y hoy mantiene limpias las calles de Orotina
Mujer es una de las trabajadoras de las microempresas que atienden rutas cantonales por medio de sistema de estándares de calidad
Hace dos años, Janneth Morales no tenía idea de cómo usar una motoguadaña, qué es el descuaje de un árbol o cómo se hace una limpieza de cunetas en vía pública.
Llevaba más de dos años buscando trabajo y había ido a muchas entrevistas, donde la falta de estudios y su edad ( a pesar de que solo tiene 39 años), resultaban un impedimento.
Cuando escuchó de una pequeña empresa recién conformada que se encargaba de dar mantenimiento a las vías cantonales en Orotina, no dudó en aplicar y al momento de la entrevista fue totalmente sincera.
“Me preguntan si padezco alguna enfermedad, les dije que sí, que si tenía estudios le dije que no, que si tenía experiencia, le dije que ninguna, entonces obviamente yo pensé que no me iban a dar el trabajo, pero el muchacho que estaba en esa época de administrador aún así me contrató”, recuerda.
Cuando llegó a su primer día de trabajo en la microempresa ADI-Pozón, le preguntaron si sabía usar una motoguadaña y ella una vez más respondió con honestidad de que en su vida había si quiera tocado una de estas máquinas.
Empezó con lo que ellos llaman código 11 que es recoger basura, a los pocos días y conforme fue recibiendo capacitación también se dedicaba a limpieza de cunetas y pronto aprendió también a usar la famosa motoguadaña, para cortar el zacate a las orillas de las calles.
Actualmente, hasta se compró su propia chapeadora para realizar trabajos propios los fines de semana, limpiando patios o propiedades y así puede llevar sustento a su hogar, donde vive junto a sus dos hijos de 4 y 14 años.
En la misma empresa donde trabaja Janneth también labora María Cordero. Ella se sumó desde que la empresa se conformó y cuenta que al igual que su compañera llegar sin experiencia no fue un impedimento para aprender y desarrollar todas las tareas de conservación, tampoco ha sentido discriminación por ser mujer.
Ambas mujeres destacan que realizar labores que tradicionalmente eran ejecutadas por hombres, genera asombro, pero también mucha empatía de parte de los usuarios, quienes valoran el esfuerzo y su capacidad para ejecutar las tareas que van desde la corta de árboles hasta el bacheo de las calles.
Por niveles de servicio
La empresa donde trabajan Janneth y María es una de las 20 microempresas que atienden la red vial de cantones como Talamanca, Matina, Guácimo, Coto Brus, Buenos Aires, Osa, Quepos, Parrita, Orotina, Montes de Oro, entre otras, cuya principal característica es que las labores se ejecutan por medio de estándares de servicio.
Eso significa que las empresas deben cumplir con un nivel de servicio, no se les paga por la cantidad de veces que limpien una alcantarilla o el asfalto que se use en la vía, sino por mantener ciertas condiciones previamente establecidas en el contrato.
Este programa es financiado con recursos del programa BID-Cantonal y contrapartidas municipales y establece, entre las condiciones de los carteles, la equidad de género, de ahí que varios de los grupos tienen alta participación de mujeres y adultos mayores.
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Eduardo Barquero, Coordinador Nacional-GIZ para el proyecto Red Vial Cantonal, destacó que el sistema de mantenimiento por estándares no solo permite ahorrar hasta un 75% en la conservación de vías, sino que garantiza niveles de servicio para los usuarios y extiende la vida útil de las carreteras.
Barquero agregó que la modalidad además genera mayor identificación, pues muchas de las empresas son conformadas por las mismas asociaciones de desarrollo locales y emplean a los mismos vecinos de la comunidad .
Jeiner Jiménez, administrador de la microempresa donde trabajan Janneth y María, también destacó que el método resulta no solo más eficiente para la Administración, sino que se garantiza la fuente de empleo para las personas que atienden la conservación, ya que como empresa se debe garantizar que las rutas asignadas se mantengan bajo determinadas condiciones.
Actualmente en la Adi Orotina trabaja seis hombres y seis mujeres y dentro de este grupo hay dos adultos mayores.