Un maestro para siempre
Mi primera clase como estudiante de derecho la tuve en 1959 con Carlos Tünnermann. A las doce en punto sonó con toques graves la campana mayor de la catedral de León, frente a la facultad, y entonces nos amotinamos en el aula para coger asiento. Éramos cerca de ciento cincuenta estudiantes primerizos, rapados y de […]
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