Últimas confidencias en el Monumental de Alicante
Sesión continua, la noche que apaga la ciudad, la sonrisa de quien te acompaña que enciende la sala. Un cartucho de papel de estraza, unos cacahuetes, dos billetes para la fila de los mancos. Una escalinata interminable, llegas tarde por ir al váter, vaya urinarios, casi de la realeza. La butaca, que se te clava. No es la película, es la vida, es ahora, las últimas confidencias de un lugar que tiene fecha de caducidad. Por mí que reviente el planeta esta noche. El Monumental, que lo van a derribar. Cine que fue de todo: un edificio majestuoso que acogió revista, boxeo, teatro, elecciones de Bellea del Foc, peroratas del Movimiento. Décadas de miradas y complicidades, décadas de arte, mucho arte. En marzo de 1974 se aprobaba la demolición del Salón Moderno-Monumental tras 50 años de vida y se procedería a la construcción de otro edificio con viviendas de lujo -así las anunciaban- con calefacción central, hilo musical, portero electrónico, sanitarios Roca, suelos de parquet y frigoríficos con dos puertas. Eso ni en las mejores pelis yanquis.