Aunque la Comisión Europea ha dado un balón de oxígeno al Gobierno prorrogando la llamada ‘cláusula de escape’ del pacto de estabilidad financiera, que concede a los países cierta laxitud en la superación de los límites de deuda y déficit, lo cierto es que no deja de ser una advertencia seria y condicionada. Su primer mensaje es que un país tan endeudado como España no puede tener barra libre de gasto en el futuro; y el segundo, que el aumento de gasto que pueda prever el Gobierno, y más aún en un periodo preelectoral como el que se avecina, deberá situarse por debajo del crecimiento previsto de nuestra economía. En definitiva, el mensaje de la UE consiste en ofrecer generosidad y poca apariencia de rigidez con España, pero en la práctica impone contundencia en las cuentas públicas. Y eso es exactamente lo que no aplica Pedro Sánchez.
