Sin querer,
Mikel Landa despertó a la bestia de
Tadej Pogacar. La tercera etapa de la Volta, la segunda de alta montaña, afrontaba los últimos siete kilómetros del día en las rampas más duras de la ascensión última a
Port Ainé, cuando el alavés decidió pasar a la acción.
Explicaba el de Vitoria en la entrevista a MD que su rendimiento en la ronda catalana era una incógnita ya que llegaba a la cita después de un mes sin competir, y está claro que el de Vitoria ha encontrado el golpe de pedal óptimo para ser el primero de los ciclistas terrenales tras el extraterrestre
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